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Renacimiento rescata una novela erótica de Carmen de Burgos

La editorial Renacimiento ha rescatado la novela erótica La que quiso ser maja, de Carmen de Burgos, quien, como una de las primeras periodistas españolas, popularizó el pseudónimo de Colombine en miles de artículos, fue novia de Ramón Gómez de la Serna y compañera de tertulia de Rafael Cansinos-Assens.La que quiso ser maja se incluye en la colección de La novela pasional, una de las muchas de acentuado carácter erótico que hicieron furor en la España de los años veinte y treinta, y que ahora está rescatando la editorial Renacimiento en ediciones facsímiles, aunque algunas de ellas son revisadas por el poeta Vicente Tortajada.

Como las de su género, La que quiso ser maja es una novela breve, editada en pequeño formato y con un dibujo que ya sugiere el contenido del libro, una mujer ataviada con peineta y mantilla española pero que, sin embargo, tiene una falda que corta la rodilla y un escote tan pronunciado que llega hasta el ombligo, lo que sin duda suponía un atrevimiento en la época de la primera edición del libro.

Carmen de Burgos firmó esta novela con su propio nombre y añadió entre paréntesis el pseudónimo que empleaba para otras publicaciones, para que no hubiera duda de la autoría de la obra, aunque muchos de los escritores que trabajaban para estas publicaciones no se atrevían a identificarse y lo hacían con pseudónimos, como demuestran la mayoría de las novelas publicadas.

"Verdes"

La novela de Carmen de Burgos, no obstante, no es de las más "verdes" -adjetivo con el que se identificaban estas publicaciones- de la colección, que incluye títulos tan sugerentes como La esclava del placer, El hombre que fue canapé, Mis dos primas y yo o El folletón de las descachillofadas.

Los artículos periodísticos de Colombine fueron traducidos a varios idiomas y su figura adquirió relevancia en los círculos literarios anteriores a la guerra civil. Carmen de Burgos también escribió versos y teatro e incluso de gastronomía, aunque se dedicó con mayor pasión a la novela, en la que dejó ecos del naturalismo y del romanticismo, así como de sus actitudes, que en la época fueron calificadas de feministas.

En su libro biográfico sobre Carmen de Burgos, el periodista Federico Utrera dice de la escritora: "Detestaba la hipocresía y, como era independiente, libre y no quería que le amasen por cualidades que no poseía, decía siempre lo que sentía y se le antojaba". Esta actitud debió pesar en la decisión de firmar con su nombre la novela y debió sorprender a sus colegas y lectores.

Federico Utrera añade: "Los que la detractaban por la espalda, se quitaban el sombrero delante de ella. Jamás pensó en el medro personal a costa de su libertad o de abjurar de sus convicciones. Murió con la sonrisa de aquellos raros especímenes que pueden presumir de llevar su conciencia tan limpia como su cuenta corriente".

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