"El médico sufre una sensación de vacío ante muchos pacientes"

El doctor José Carlos Mingote (Valladolid, 1949) es jefe de Sección del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Doce de Octubre de Madrid. Su experiencia de años y la investigación le permiten afirmar que cada vez son más los profesionales que sufren ante la falta de respuestas a las situaciones personales y médicas de sus pacientes. Acaba de publicar El estrés del médico, en el que trata del síndrome de burnout (desgaste profesional), que afecta no sólo a los médicos sino a todos los que trabajan directamente con público. Hace algunos días, presentó su obra en la Academia de Ciencias Médicas de Bibao. Enfermeras, celadores, profesores y bomberos son algunos de los profesionales que más sufren el síndrome de burnout. El doctor Mingote explica que los síntomas son siempre los mismos: estrés, angustia, depresión y hasta alcoholismo.

"En el caso nuestro, una persona enferma o que cree estarlo establece una relación de dependencia con el médico. Actualmente, hay mucha gente que ha dejado de creer en cosas que hasta ahora eran fundamentales. Cuando acuden al médico exigen excelencia, aunque las condiciones no siempre lo permiten. La gente cuando está enferma va a las instituciones y exige una atención muy cuidadosa. No es como antes que el paciente se ponía en manos del médico", dice Mingote. El psiquiatra resalta que, generalmente, los enfermos acuden al médico con mucha exigencia y mucha desconfianza. Incluso, con expectativas muy poco realistas. "Creen que se les va a resolver todos sus problemas y si las cosas no salen como esperan piensan que es porque el médico, reducido a un simple instrumentista, lo ha hecho mal".

Se da la circunstancia de que los avances técnicos han permitido avanzar en los tratamientos, así que, si los resultados no son buenos, hay un culpable: el médico. "El paciente piensa que no es lógico que no vaya todo perfecto y maravilloso, porque así lo dicen los propios médicos cuando hacen propaganda de sus consultas privadas de forma latente en la televisión. 'Lo curamos todo y no hace falta ir a Houston', y, claro, la gente lo cree".

El doctor Mingote dice que los enfermos acuden al médico desconfiados, "de mala leche". "Se le pide mucho más que antes. Se ha convertido en un asalariado, un funcionario más, que no tiene autonomía, ni la valoración social antigua, ni el salario de antes. El médico se procura centrar en la enfermedad y evita al enfermo porque no tiene habilidades sociales para enfrentarse a ello. Se retira, se distancia, porque está agobiado, y se angustia. Tiene que tomar decisiones difíciles y se produce una cadena que va desde la frustración a la ansiedad y la irritabilidad y termina a muchas veces dañando su autoestima y con depresión".

A menudo, se tiene la impresión de que la rutina de convivir con la enfermedad ajena convierte al médico en alguien insensible ante el sufrimiento de sus pacientes. El doctor Mingote no está de acuerdo y asevera que el médico siente una sensación de vacío y trata de hacer lo que puede. "El médico no abandona a sus pacientes en la consulta, sobre todo cuando hace las cosas mal y comete un error. El único estudio que yo conozco sobre este tema es obra de una doctora inglesa y en el mismo se concluye que los médicos reconocen, más de un tercio de las veces, eso sí, de forma anónima, que han cometido errores. Y ese secreto lo llevan como una cruz y les hace polvo porque no pueden comentarlo con nadie".

Considera el autor de El estrés del médico que lo mismo que existen servicios de atención al paciente sería necesario disponer de otros de atención al profesional. "Para que puedan acudir en situaciones de estrés, depresión, angustia o alcoholismo a buscar ayuda. A un médico le cuesta mucho ir en busca de ayuda donde otro médico. Hay mucha resistencia. Sólo van cuando hay problemas muy graves. Aunque eso empieza a cambiar y ya hay médicos que van aceptando que son personas normales y corrientes y que se pueden deprimir y enfermar".

Los colegios de médicos de Madrid y Barcelona han sido los primeros en crear programas de atención al médico enfermo. Y es que, resalta Mingote, el problema afecta a entre un 10% y un 15% del colectivo. "Tenemos mucho más estrés que el controlador aéreo y ganamos bastante menos", concluye.