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AVANCE EN EL ULSTER

Los unionistas aceptan volver a un Gobierno compartido con el Sinn Fein

Trimble logra en un apurada victoria que el UUP se fíe de las promesas de desarme del IRA

BelfastENVIADA ESPECIALFue una victoria estrechísima, pero una victoria grande. Por un 53% de los votos, David Trimble consiguió ayer conducir al unionismo al punto más lejano al que éste había llegado en los últimos 30 años de historia: a partir de ahora, el Partido Unionista del Ulster compartirá el Gobierno con el Sinn Fein, y lo hará sin condiciones previas. Fue realmente un día histórico para el principal partido de Irlanda del Norte, que optó así por subir de nuevo al tren del proceso de paz y dar un voto de confianza a las promesas del IRA.

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Trimble, una vez más, salvó su puesto, y la crisis. "Esas promesas deben ser cumplidas. Si hay retraso (en el desarme) habrá dificultades. No pongo condiciones. Pero las promesas hechas tienen que mantenerse", declaró Trimble, relajado y muy sonriente después de lograr el apoyo mayoritario de un Consejo unionista que hace sólo una semana se le presentaba enemigo.Trimble pospuso entonces la cita crucial y ayer, después de siete días de durísima campaña ante los delegados unionistas, logró la victoria en una votación tremendamente ajustada: 459 votos a favor, frente a 403 en contra y 1 nulo.

"Esta vez es obvio que nos hemos estirado. La última vez que lo hicimos se produjo una decepción, porque los republicanos no nos siguieron. Hoy actuamos sobre la base de las promesas de los republicanos, que se han comprometido a perseguir sus objetivos por métodos pacíficos, a establecer medidas de confianza y a inutilizar sus armas", aseguró Trimble. Se refería así a la oferta realizada por el IRA, que el pasado 6 de mayo se comprometió por primera vez en su historia a "inutilizar sus armas de forma completa y verificable".

Enterrar un lema

Con su cita de ayer, el partido unionista enterraba el lema que ha enarbolado como una exigencia irrenunciable en los dos últimos años en el Ulster: "Sin pistolas no hay Gobierno".

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Esta consigna marcó sus pasos, exasperó hasta el límite al bando contrario y retrasó durante más de un año el calendario previsto en el Acuerdo de Stormont, firmado en abril de 1998. El pasado mes de noviembre, con más de un año de retraso, el UUP accedió a entrar en el Gobierno compartido con el Sinn Fein con la condición de que el IRA empezara el desarme antes de fin de enero. No se produjo así y en febrero, con la única intención de evitar la dimisión de Trimble, el Gobierno británico suspendió la autonomía del Ulster. Entonces los unionistas se replegaron a su vieja consigna y lo volvieron a dejar claro ante el mundo: sin pistolas entregadas no habrá Gobierno. Ayer, rompieron su propia historia. Sin una sola granada decomisada, el UUP ha optado por aceptar lo máximo que el IRA ha estado dispuesto a ofrecer. "Los resultados están ahí. Si miráis detrás de mí", decía Trimble ante la pared acristalada del Waterfront Hall de Belfast, ante una bellísima vista de la capital norirlandesa. "Veréis dos grúas trabajando y hay otras muchas en la ciudad. Belfast se está desarrollando. La economía está creciendo".

"El año pasado, 1999, ha sido el primero en 30 años en que no ha muerto un solo soldado británico. Esto es lo que hemos conseguido. Estamos atrayendo a los paramilitares al proceso democrático".

Trimble apeló ayer a la unidad de su partido para afrontar esta nueva etapa, pero a nadie se le podía escapar que el UUP alberga un brutal enfrentamiento entre los dos bandos. "Tenemos gente descontenta y eso tenemos que reconocerlo, y tienen derecho a ser escuchados por sus electores", decía sir Reg Empey, uno de los aliados de Trimble al frente del partido. "Pero al final del camino, Trimble ha ganado".

Presente de negociación

Y así es. Trimble no sólo consiguió ayer el sí a volver al Gobierno con el Sinn Fein. Logró volver a impulsar un proceso de paz que estaba acabado si el voto era no. Y logró salvar su puesto al frente de un partido que ha saltado de un pasado de dominación garantizada a un presente de negociación, pacto y diálogo.

En el exterior del Waterfront Hall, un par de docenas de personas gritaban a Trimble por "traidor, renegado y colaborador". Aprovechando un rebaño de ovejas esculpido en la acera, los radicales del no habían colgado un cartel con el nombre de Gerry Adams al pastor y otro con el de David Trimble a la oveja que encabezaba el grupo.

Un original happening ortodoxo que no logró más que la alegría de un puñado de fotógrafos y cámaras ansiosas de imágenes de confrontación. Adentro, en la votación, sus representantes perdieron.

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