"No podemos impedir la fusión CAM-Bancaja"
Por razones "empíricas" que fundamenta en cuestiones de representatividad y coste social, el presidente de Murcia se opone con firmeza a la fusión entre CAM y Bancaja que plantea Eduardo Zaplana, aunque reconoce que no dispone de votos suficientes para impedirla. Ramón Luis Valcárcel lamenta la contaminación del río Segura, pero promete que la depuración de las aguas cambiará la situación en el plazo de dos años.Pregunta. El gobierno valenciano está decidido a promover una fusión entre la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y Bancaja, pero se encuentra con ciertas reticencias en Alicante y la anunciada oposición de Murcia.Respuesta. Partamos de la base de que no hay diferencias personales ni políticas entre los presidentes Zaplana y Valcárcel. Lo que hay, sencillamente, es la defensa legítima que cada presidente hace de los intereses generales de sus ciudadanos. Si Zaplana plantea la fusión hay que entender que lo hace en defensa de los intereses de los valencianos, y Valcárcel hace lo propio cuando dice no. Me baso en datos empíricos, que son importantes.
P. Pues vayamos con ellos.
R. La región de Murcia, donde por cierto nació la CAM hace más de un siglo, tiene un nivel de representación en los órganos internos de la entidad en torno al 20%, porcentaje insuficiente para frenar una fusión. Por tanto, si se quiere hacer no vamos a poder impedirlo, por mucho que nos neguemos. En segundo lugar, no creo que corresponda a los políticos decidir sobre el presente y el futuro de las cajas, que por su personalidad jurídica tienen autonomía para ello, y además existe una obra social que es la que nos pone en guardia. Si Murcia tiene una representatividad del 20% y la fusión nos puede mermar un 10%, la primera conclusión es que no parece buena para la región, porque nos quedaremos sin capacidad de decisión y sin peso específico alguno para poder al menos orientar determinadas políticas de la caja. No me gusta la fusión.
P. ¿Y el coste social?
R. Cuando se produce una fusión, lo primero que se plantea es reducir costes, y esta fusión vendría a significar, de forma inmediata y fácil, una reducción de plantilla. Un político tiene la obligación de defender los puestos de trabajo y no auspiciar su desaparición. Se puede sumar más datos, con elementos referidos a los inversores: una gran fusión como ésta se apunta para invertir en sectores estratégicos nuevos, de mayor proyección, y eso está muy bien, ¿pero me está usted diciendo que tenemos que dejar de invertir en sectores a lo mejor no tan estratégicos pero sí tradicionales como la vivienda? Eso me genera dudas sobre el pequeño y mediano empresario, motor de la economía, que me apartan cada día más de entusiasmarme con la fusión.
P. Hay quien traduce esto en un pulso por mantener cuotas de poder en la entidad resultante.
R. Comprendo que este tema es sabroso. Que dos presidentes de comunidades vecinas, amigos y del mismo partido, piensen distinto, tiene su morbo, para qué nos vamos a engañar. Comprendo también que los gobiernos del PP somos los más aburridos del mundo a efectos informativos, y al final este tema tiene su encanto y hasta divierte. Lo que ocurre es que Zaplana piensa que debe ser, y yo no. Como no creo que sea cuestión de cantidad, sino también de calidad, vamos a intentar explicar las cosas bien, serenamente, y si al final hay que decir no, lo haremos.
P. ¿Se siente como el hermano pobre de Zaplana?
R. No soy el hermano pobre ni el gran hermano. Tengo que defender, con ideas claras, los intereses de los murcianos. No voy con complejos por la vida, ni con orgullos exacerbados.
P. Con fusión o sin ella, ¿asistimos a una injerencia del poder político en el financiero?
R. Así lo veo y lo he hecho saber. Los políticos tenemos que andar con mucha cautela. No se puede entrar en una caja de ahorros, o en dos, y decir "oiga, va usted a hacer esto porque yo lo quiero". Las cajas de ahorro son de índole privado, y corresponde fundamentalmente a los impositores decidir qué hacer.
P. ¿Sabe de la existencia de algún informe sobre las bonanzas y desventajas de la fusión?
R. No. Yo he encargado uno. Tengo datos contrastados de los que me he ido abasteciendo a través de conversaciones y el trabajo de personas vinculadas a las cajas, y he tirado de hemeroteca para ver qué ha sucedido con otras fusiones similares. No me ha dicho mucho a favor.
P. ¿Sería políticamente correcta la fusión sin el consenso de Murcia?
R. No sería conveniente. Hay una realidad palpable y manifiesta: la negativa actual de Murcia, aprobada en la Asamblea regional por unanimidad, y la misma realidad que se percibe en la caja alicantina. No parece políticamente correcto hacerlo con esta oposición. Eso no significa que si Murcia se opone no se lleve a cabo. No soy tan cándido. Hace casi un año, en junio de 1999, advertí al Consejo de Administración de la CAM, que me invitó a hablar durante un almuerzo celebrado en Murcia, que no me gustaba ni estaba de acuerdo con la fusión.
P. ¿Y qué le contestaron?
R. Se hizo un silencio que se podía cortar. Espesísimo.
Segura enfermo
P. Hace años que la contaminación del río Segura alcanza niveles preocupantes, y la consiguiente alerta social que no parece tener respuesta directa y rápida de las instituciones.
R. No me duelen prendas en reconocer, y denunciar públicamente, que el Segura es una cloaca, que está en una situación ciertamente preocupante. El rio está muy enfermo, en la UVI, pero lo cierto es que la situación tiene remedio. A los colectivos que critican el estado del río y las consecuencias que se derivan de ello no les falta razón, pero también hay que decirles que las soluciones, lamentablemente, no son inmediatas ni pasan por firmar un acuerdo, expresar una voluntad política o decretar algo. La solución tiene que pasar irremediablemente por depurar las aguas, ya de por sí mermadas, lo cual acentúa el nivel y los efectos de la contaminación.
P. ¿Qué ocurre con el Segura?
R. Pues simplemente que no hemos tenido depuradoras. La región de Murcia ha carecido del número necesario de esas instalaciones, y también de eficacia y operatividad en las pocas que existían, totalmente obsoletas. Es preciso construir toda una red de depuradoras modernas, de última generación. Esto es lo que estamos haciendo, con una inversión en marcha de 20.000 millones de pesetas en la región. Estamos construyendo de manera simultánea 15 plantas, y eso no se hace de la noche a la mañana. Había que poner el cascabel al gato y nadie lo hacía, quizás porque el dinero a veces luce más en otras cosas. Cuando se terminen las obras, sin duda el rio no estará en esa situación lamentable, deplorable e indeseable.
P. ¿En cuánto tiempo?
R. Calculo que en dos años, aunque el programa se completará en los cuatro siguientes. Entonces se notará mucho el efecto de la depuración.
P. Un edicto del alcalde de Orihuela advierte del peligro para la salud de esa contaminación.
R. Desde luego, el nivel de contaminación de las aguas del Segura no debe ser cosa buena para la salud. Puede que sea nocivo. Tengo conocimiento de informes de laboratorios y la Universidad de Murcia, y no parece que sean para que generar alarma en lo que respecta a degenerar en enfermedades o perjuicios para la salud de las personas, pero está claro que la contaminación no conduce a nada bueno.
P. Los vertidos contaminantes más importantes se producen en granjas, conserveras e industrias de curtidos murcianas.
R. Es verdad, y hemos firmado centenares de convenios con todas las empresas contaminantes, en función de los cuales todas ellas van a instalar depuradoras en sus empresas, de forma que el caudal que se vierta no contamine. Comprendo el nivel de desesperación, agobio y enfado, que comparto. A veces me produce estupor y hasta indignación ver la situación en la que se encuentra el Segura. Lo importante es que se actúa con los mecanismos adecuados.
P. ¿Se imagina un río limpio, vivo y con cauce ecológico?
R. Lo he conocido, y tengo verdadera añoranza de él. He visto bardos saltar en los rápidos, pescadores y piraguas en el río. Es una imagen de mi niñez que me gustaría recuperar. Cuando tienes responsabilidades políticas. puedes hacer cosas y pasar de la esperanza a la acción. Lo importante, insisto, es que se actúa de forma adecuada.
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