Las amistades peligrosas de un asesor español del presidente
"Creo en campañas positivas, no en los golpes bajos", afirmaba recientemente José Luis Sanchís, contratado por el presidente-candidato peruano, Alberto Fujimori, como asesor de imagen de su campaña electoral. Pero los golpes bajos contra el candidato opositor, Alejandro Toledo, han abundado en la propaganda y en los medios de comunicación afines al oficialismo, hasta el extremo de que diversos observadores califican esta campaña como una de las más sucias de la historia democrática de América Latina. Sanchís, de 54 años, valenciano y presidente de la consultora Hispacom Sanchís y Asociados, ha estado en las últimas semanas en el centro de la controversia que ha generado su participación en los comicios de Perú.Es blanco de las iras de la candidatura opositora, desde la que se asegura que tiene un contrato millonario. Él responde que no ingresa más de 3.000 dólares diarios (más de medio millón de pesetas). Es un secreto a voces que la parte más sucia de la campaña se ha diseñado en los despachos del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), el poderoso aparato de espionaje que controla el asesor presidencial, Vladimiro Montesinos, convertido en el verdadero comité de campaña de Fujimori. Sanchís niega conocer a Montesinos y toda relación con el SIN, pero una fuente de este servicio ha confirmado a EL PAÍS que el asesor español ha sido visto en varias ocasiones en la sede de Las Palmas, donde redacta informes y analiza vídeos. Sanchís ha declarado ante un grupo de periodistas haber visto una cinta comprometedora del candidato Toledo, presuntamente grabada clandestinamente por el SIN, que hasta ahora no ha sido difundida.
Francisco Tudela, compañero de fórmula electoral de Fujimori, negó ayer públicamente que Sanchís haya sido contratado por la candidatura Perú 2000. Ni él ni el presidente le conocen, aseveró. ¿Quién le contrató, entonces? En la campaña de la primera vuelta apoyó la estrategia de desprestigio del candidato opositor en el terreno personal. Para ello, la prensa fujimorista acusó reiteradamente, sin prueba alguna, a Toledo de tener una hija no reconocida. Sanchís se atribuye el mérito del programa del Canal 4 de televisión, en el que la periodista fujimorista Laura Bozo entrevistó a una adolescente, a quien presentó, entre lágrimas, como la hija del candidato opositor. La falta de pruebas brilló con la misma intensidad que los insultos y ofensas contra el supuesto padre.
Pero la actuación del presidente de Sanchís y Asociados, la empresa que ha asesorado a Bell South y Coca-Cola y que se presenta en su página web como "el primer grupo de consultoría de imagen y comunicación para audiencias hispanas", no se reduce a asesorar a Fujimori. Tiene línea directa con la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), acusada de prácticas fraudulentas en el cómputo de los votos, donde trabaja Milagros Belaúnde, directora general de su empresa.
Al asesor de imagen de Fujimori le traiciona, en ocasiones, su incontinencia verbal, que ha puesto de manifiesto en presencia de periodistas, testigos de comentarios ofensivos hacia el candidato de la oposición, Alejandro Toledo. En una ocasión le llamó "ese cholo desgraciado", en otra llamó a Radio Programas de Perú (RPP) para acusar de "mentiroso" a Toledo. El conductor del programa acabó cortándole la comunicación.
Sin duda, estas actividades poco tienen que ver con el consultor que se ufana de ser uno de los tres "que tienen más presidentes electos", y de ser el español que ha dirigido más campañas electorales fuera de su país.
Fujimori, Hugo Bánzer, Andrés Pastrana, Violeta Chamorro y Andrés Zaldívar han contado con sus servicios. En España ha sido asesor de Adolfo Suárez y Manuel Fraga. Un currículum que ha quedado emborronado por su implicación en una campaña plagada de irregularidades.
