El consejero de Hacienda deja la Comunidad por un cargo ministerial

Antonio Beteta, consejero de Hacienda de la Comunidad de Madrid, ha aceptado el puesto de secretario general de Política Fiscal, Territorial y de las Comunidades en el Ministerio de Hacienda, que dirige Cristóbal Montoro. El presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón, pierde así a su colaborador más veterano. Beteta es el único consejero que ha trabajado con Ruiz-Gallardón desde que éste llegó, en 1987, a la Comunidad.

Beteta ocupará el quinto puesto en el escalafón de Hacienda. Ha llevado con tanto sigilo su salto al ministerio que muchos diputados populares, compañeros suyos, se sorprendieron ayer cuando este periódico les comunicó el abandono de Beteta. Ni siquiera se aprobó su sustitución en el Consejo de Gobierno celebrado ayer, pese a que el presidente regional comunicó la baja a todo su equipo. Ni Ruiz-Gallardón contó la noticia a los periodistas en la habitual conferencia de prensa de los jueves.Los que le conocen aseguran que le hacía ilusión desempeñar un cargo relevante en la administración central tras 17 años de actividad en las instituciones regionales. Beteta se estrenó como diputado en 1983, el año que se creó la Comunidad de Madrid. Hizo la oposición a Leguina durante 12 años y fue uno de los más duros en la critica al ejecutivo regional socialista. Beteta dirigió las grandes campañas de acoso al Gobierno por supuestos escándalos que terminaron en los tribunales. Y fue el único que, antes de celebrarse las elecciones autonómicas de 1995, tenía un puesto fijo en el Gobierno regional si ganaba el PP. Ruiz-Gallardón siempre pensó en Beteta para manejar las cuentas públicas. Le tranquilizaba saber que la Hacienda regional quedaba en manos de Beteta, un "político gris pero meticuloso, eficaz y trabajador", según le definen varios dirigentes populares.

Trece años junto a Alberto Ruiz-Gallardón, dos de ellos cubriéndole las espaldas como portavoz en la Asamblea de Madrid mientras el presidente regional hacía la oposición al PSOE en el Senado, no le sirvieron a Beteta para alcanzar la vicepresidencia regional de la Comunidad de Madrid, el premio, más simbólico que práctico, inventado por el presidente para su segundo mandato. Ruiz-Gallardón eligió de segundo a Luis Eduardo Cortés, el consejero que hizo el milagro del metro -54 kilómetros nuevos en cuatro años- mientras Beteta le arreglaba los problemas financieros para que pudiera excavar Madrid de punta a punta. "No se va por despecho. Aquello ya pasó", cuentan sus colaboradores más próximos.

Falta de apoyo

Tampoco encontró Beteta mucho apoyo cuando se enfrentó a sus compañeros de Gobierno en disputas técnicas que Ruiz-Gallardón resolvió muchas veces a favor de los otros consejeros. "No le gustaba perder batallas importantes en las que defendía la hacienda regional por encima de todo, pero Beteta siempre fue leal y fiel al presidente".

Aún no ha decidido quién le sustituirá. En el Gobierno ignoraban ayer si Beteta será nombrado hoy por el consejo de ministros para el nuevo cargo del Ministerio de Hacienda. Hace dos meses, este periódico preguntó a Beteta si iba a abandonar la administración regional para ocupar un cargo en la administración central. Beteta negó cualquier posibilidad de que eso sucediera. Pero ocurrió.

Ruiz-Gallardón puede nombrar a un suplente provisional antes de elegir al nuevo consejero que sustituya a un amigo que le ha acompañado hasta el éxito en su principal aventura política durante 13 años. Es el primer consejero que deja a Ruiz-Gallardón. El presidente, ayer, entristeció.