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Peor que Almansa

Para una vez que tenemos ocasión de tomarnos la revancha, va y nos meten tres a cero. Esto ha sido peor que la batalla de Almansa. Si el barón Karl von Clausewitz levantara la cabeza para reescribir su famoso tratado de estrategia militar, no se limitaría a decir que la guerra es la continuación de la política por otros medios. Añadiría que el fútbol es la guerra transformada en valor socialmente reconocido. Así pues la derrota del miércoles, aunque afortunadamente incruenta, ha superado en gravedad social la de aquel histórico 25 de abril de 1707 para mayor gloria del sucesor del primer Borbón que reinó en estas tierras.De entrada nos han engañado. No se ha jugado en terreno neutral. Porque el choque no ha tenido lugar en el Estadio de Francia. París solamente era un decorado. El verdadero campo de batalla ha sido mediático, Televisión Española. Y ésta, como todo el mundo sabe es del Madrid de toda la vida. Los voceros de Torre España han hecho posible que el partido se jugara en clave nacionalista española. "Final española, fiesta del fútbol español", machacaban en la campaña propagandística de las semanas previas al choque. Y claro, si la cosa iba de España, ya lo percibían los gabachos, Madrid es la capital.

La final ha sido la guinda del nacional-aznarismo. Porque ésta ha sido una temporada futbolística diseñada en la Moncloa y aderezada con mucha moralina del régimen: El Betis y el Sevilla, y con ellos los rojos andaluces, a Segunda y si no que la próxima vez voten mejor; se premia con la Liga la tradición fraguista de Galicia en general y en particular la fidelidad de Lendoiro, presidente del Depor y candidato del PP al Ayuntamiento de A Coruña; al díscolo Barcelona se le sumerge en la crisis total, sin títulos, sin entrenador y sin presidente.

Así las cosas, llevados por su voracidad y ansias de victoria por goleada absoluta, no podían permitir que el Valencia derrotase al Madrid delante de toda Europa y encima les impidieran jugar la próxima Champions League.

La final ha demostrado que el poder valenciano es una filfa. No es la primera vez que la presencia de Zaplana en un partido clave, se salda con una derrota para el Valencia. Zaplana, ya se sabe, es un triunfador; y como es del Madrid, le da gafe al Valencia. Aunque para campeón, Julio Iglesias, el amigo del president y representante de la imagen de la Comunidad Valenciana en el exterior (1.200 millones levantados a la Generalitat), que no se cortó cuando por la cadena SER hizo votos por la victoria madridista "dos a uno o tres a uno; por favor, por favor, que gane". Por lo demás, las declaraciones de Zaplana tras el partido son antológicas. Jamás vi a un figura con tanta capacidad para decir menos en más tiempo.

En el fondo el resultado es un grave error político, hubiera sido más oportuno una victoria del Valencia, como reflejo de la España plural y constitucional, pero el aznarismo tiene el colmillo retorcido y no perdona. Hubiera sido más titular que el pequeño, aunque fuera por una vez, ganara al grande, porque para lo contrario ya está la realidad y el fútbol es para sublimar.

Mañana desfilan las tropas por Barcelona. Sólo nos queda el gran hermano, que con sus eliminaciones es como el fútbol, pero en cutre. Como dicen los italianos cuando pierde su equipo: porco governo!

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