Arte sin calzador
Un encargo profesional se ha convertido en el germen de un juego artístico que tiene como base un objeto tan prosaico como una horma de zapato. Alrededor de este viejo modelo industrial se ha erigido toda una batería colectiva de propuestas plásticas reunidas en una exposición itinerante denominada Transhorma.Artistas de la talla de Víctor Mira, Joan Brossa, Miguel Navarro, Pilar Lara o Feliz Weinold recibieron dos antiguas hormas de zapato con la sugerencia de que las transformaran en un objeto artístico. El resultado de su trabajo, similar al encargado a otros artistas, se puede ver en el sala de exposiciones del Pabellón de Mixtos de la Ciudadela de Pamplona (Avenida del Ejército s/n) hasta mediados de junio.
En total, 48 autores de todas las tendencias plásticas se encontraron con el mismo reto sugerido por la galerista María de Lluc Fluxá, hija y nieta de zapateros mallorquines, a la que años atrás se dirigieron diversos profesionales del gremio zapatero tras asistir a una feria del calzado en Madrid para pedirle su ayuda a la hora de organizar una exposición relacionada con el sector.
"Recuerdo que en nuestra casa de Inca (Mallorca) las hormas de madera se quemaban en la chimenea para avivar el fuego", subrayó Lluc Fluxá en la presentación de la exposición. "Como contrapunto a aquella belleza de la destrucción decidí crear una belleza constructiva con los mismos elementos", señaló la comisaria de la muestra. El único compromiso de los participantes era utilizar la horma y su obligación, transformarla en un objeto artístico.
Los 24 artistas iniciales con los que echó a andar la exposición se han convertido ya en 48 tras el paso de la muestra por las ciudades de Palma de Mallorca, Madrid y La Habana. En cada punto artistas locales se incorporan al juego creativo. En Navarra lo han hecho Ángel Arbe, Alicia Otaegui y Jorge Martínez.
"La horma es una metáfora del pie; el pie, una metáfora del camino; el camino, una invitación al viaje y una inevitable obsesión de regreso", subraya María de Lluc Fluxá, que ha logrado sintetizar sus recuerdos familiares de la infancia con su dedicación al mundo del arte. Pero el juego no está cerrado. "Se puede recorrer el mundo y seguramente no agotaríamos los recursos artísticos alrededor de una horma de zapato. La horma es un objeto muy bello en sí mismo", explica la comisaria. Alicia Otaegui corrobora esa idea. "Es una pieza muy sugerente que te ofrece diferentes propuestas. Lo difícil es llevarlas a cabo", matiza.
Las respuestas han sido sorprendentes. Los artistas han seccionado las viejas hormas de la empresa familiar de Lluc Fluxá. Las han tallado, fotografiado, pintado o suspendido en el aire. Las propuestas de artistas como Francesc Abad, Ramón Casas, Jacqueline Maggi, Lucio Muñoz, Jordi Cano, Pep Duran, José Emilio Fuentes, Pedro Txillida, Jesús Palma, Elsa Mora, o Lila Munar, entre otros, destacan las infinitas posibilidades creativas de una simple horma de zapato.
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