Cielos infernales
El purgatorio es el lugar apasionante por excelencia. Un espacio repleto de seres ni buenos ni malos a secas. De almas que un día se apiadan con las escenas dramáticas de Ruanda y al otro quieren expulsar marroquíes porque atentan contra su olfato occidental. La Universidad Pablo de Olavide organizó esta semana unas jornadas sobre el Viaje al Más Allá. Cielo, infierno y purgatorio, dirigidas por el profesor de Historia Medieval José María Miura, que han husmeado en la idealización o construcción realizada por distintas sociedades sobre aquellos lugares hacia donde camina el alma.Los participantes han explorado el infierno en la antigüedad, el Más Allá en Dante y San Vicente Ferrer e incluso la muerte en la pintura barroca sevillana. No ha habido incursiones, sin embargo, en el purgatorio moderno. Quizá porque se han quebrado las visiones colectivas y cada uno se construye ahora su propio apocalipsis, su infierno y su cielo. Hay infinitas opciones.
Se puede ir al supermercado y adquirir todas las existencias de chocolate con almendras creyendo que se oirán las trompetas celestiales mientras se atraganta una en el sofá. O, caso de meninges cortas y chequera larga, se va una a un desfile de moda, como el organizado en el Palenque, en Sevilla, el sábado, a ver creaciones de Roberto Verino, Jesús del Pozo, Victorio y Lucchino, Adolfo Domínguez, Devota y Lomba o Javier Larrainzar, entre otros, y se cree que la ocupación de los querubines de hoy reside en elegir el color y el largo de la falda.
Luego está la gente que se gana el cielo a diario a pesar de que el empeño parezca infernal. Es el caso de Madjiguène Cissé, una senegalesa que abandonó las comodidades de la vida parisina -su trabajo de profesora y su piso en un barrio acomodado- para ponerse al frente de la lucha de los inmigrantes sin papeles en Francia.Cissé, que participó en unas jornadas sobre derechos humanos e inmigración organizadas por el responsable del aula de Derechos Humanos de la Universidad Pablo de Olavide, Joaquín Herrera, dijo cosas obvias que viven ocultas en los meandros de las leyes y las administraciones. "Los derechos del hombre son universales, no sólo de los nacionales de cada país". Y otra: "La ciudadanía es una cuestión moral. ¿Qué es un ciudadano mas que un ser que habita la ciudad?.
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