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Mayoritarios o mayoristas

Lo decía Vázquez Montalbán, el pasado día 15, en su colaboración semanal de los lunes en la última de EL PAÍS: "Sólo faltaría que, según las consignas de los Ramiros de Maeztu de nuevo cuño, calláramos las críticas al PP para que no parezcan apología de ETA y deterioro de la Hispanidad". Y es que criticar al PP se ha puesto difícil. Instalados en la mayoría absoluta, han llegado al convencimiento de que también, la suya, es la "verdad absoluta". Y quienes se atrevan a criticarles, no saben lo que se hacen. Merecen el desprecio cuando no la descalificación. Está claro que no son demócratas sino mayoristas (por lo de la mayoría absoluta, claro). La democracia consiste en el respeto a las minorías por la mayoría y la aceptación de la crítica del oponente. El comercio al por mayor, es decir, los mayoristas, no tienen el mismo respeto ni tratan igual a los minoristas que a las grandes superficies.Entonces resulta que el secretario general del PP, Javier Arenas, califica de "escandaloso" que se critique al presidente Aznar porque emita sus opiniones sobre la situación en el País Vasco. Es una forma de marear la perdiz. Al señor Aznar no se le critica "que opine" sino "lo que opina". Todo el mundo quiere saber lo que opina el señor Aznar. Sobre la situación del País Vasco o sobre cualquier otra cosa. Y todo el mundo tiene derecho a opinar sobre las opiniones del jefe del Ejecutivo. ¡Faltaría más!

Está claro que a estos jóvenes del PP no les gusta que les critiquen. Con lo que crticaban ellos -y descalificaban- cuando estaban en la oposición. Uno podría decir, en plan benévolo, que la mayoría absoluta les ha obnubilado el cerebro. Pero tengo para mí que no es eso. Es que ellos son así. Y la mayoría absoluta lo que ha conseguido es que se presenten tal y como son. Lo llevan dentro.

En su columna citada, Vázquez Montalbán acuñaba el término "nacionalaznarismo" para referirse al nuevo régimen que nos ha tocado en suerte. Suerte democrática, por supuesto. No vaya a creer nadie que uno opina lo contrario. ¡En absoluto! También aquí, en el País Valenciano, la suerte democrática -¡por descontado!- nos ha deparado el nacionalzaplanismo. No es un caso aislado como podríamos pensar. Parece ser que es la marca de la casa. De la casa común de la derecha española. Son clónicos.

Hace unos días, con motivo de celebarse el 156º aniversario de la Guardia Civil, el ministro Mayor Oreja, haciéndose intérprete de la historia, declaró que "de la misma forma que para algunos [refiriéndose a los nacionalistas vascos] la historia es la fuente insolidaria y egoísta de supuestos derechos, para la Guardia Civil la historia es una fuente de obligaciones respecto a la sociedad que sirve". El pasado viernes, después del Consejo de Ministros, quien lo es de Exteriores, el señor Piqué, declaraba a los periodistas que "el Gobierno central atribuye a grupos de ETA parte de la agitación manifestada en Cataluña con motivo de la celebración del Día de las Fuerzas Armadas en Barcelona el próximo sábado".

¡Silencio! Nadie tenga la osadía de hacer la menor crítica ni comentario sobre estas declaraciones tan "atinadas" y "puestas en razón" si no quiere ser acusado "de apología de ETA y deterioro de la Hispanidad". Sigamos las que Vázquez Montalbán denomina "consignas de los Ramiro de Maeztu de nuevo cuño". De Ramiro... y de Onésimo, el de Quintanilla.

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