Galicia no es Sevilla MANUEL MANQUIÑA
Aeropuerto del Prat, primeros de marzo. Sumido estaba yo en la más completa oscuridad intentando despertar mi cerebro a base de zumos y más zumos, cafés y más bollitos después de una nochecita catalana en la que no faltó de nada para el que quiso tener de todo. El día anterior, Siniestro Total había presentado en el Apolo La Historia del Blues con gran éxito de crítica y público, y la selección española de fútbol había ganado 2-0 a Italia en el Olímpico de Montjuïc, con igual y generalizado reconocimiento.Me acompañaba Rómulo Permuy, acordeonista de Os Diplomáticos, que tomaba el avión a A Coruña. Como yo volaba a Santiago, nos levantamos para despedirnos. Y en esto, en la mesa de al lado, con su bandejita de desayuno, discreto como siempre, con el traje beige de calle de la selección, estaba Fran, el jugador del Deportivo, que al igual que nosotros volvía a casita después de habérselo pasado estupendamente (en Montjuïc, se entiende).
Nos abrazamos, nos saludamos, hablamos efusivamente de nuestros particulares éxitos y, entonces, yo le suelto:
-Por cierto, tío, enhorabuena. ¡Vais a ganar la Liga!
-¡Ojalá!
-¿Cómo que ojalá? ¿Algún problema?
-¡El Celta! ¡El Celta es el problema!
-No te preocupes, le digo. El Celta cumplirá su parte, que es ganaros, y vosotros la vuestra, que es ganar la Liga con los puntos que os sobran.Y en efecto, así ha sido. El Depor ha ganado la Liga con puntos de sobra. Todo el campeonato ha ido enseñándole el culo a los demás y a estas alturas no era cosa de ponerse estrechos.
Este año, ni penaltis malditos, ni meigas de última hora han dado satisfacción a los que deseaban ver caer al rival para que no consiguiese lo que a uno se le niega. Galicia tiene su primera Liga, y se la ha dado el Deportivo, lo que alegrará a muchos y fastidiará a algunos.
Mis metas de aficionado siempre han sido que gane un Mundial la selección y que el Celta gane una Liga. O mejor aún, una Liga y una Copa de Europa. De todas formas, son metas demasiado lejanas y, mientras, será mejor que me aficione a la vela.
Esto no es Sevilla, colegas, y este celtista sabe estar a la altura.
Es el momento de afinar gargantas. Se acercan días de celebraciones, fiestas y desfiles. Aquí, el que más y el que menos, aunque portugués (vigués) como yo, tiene un amigo en Turquía (A Coruña).
Al fin y al cabo, 20 años de contribuyente en la ciudad del viento suavizan la borroka de tus genes sureños. Haz como yo con Fran, alégrate por él; levanta el ánimo y mientras piensas: ¡Hala Celta!, grita: ¡Aúpa Deportivo!.
Enhorabuena, amigos.
Manuel Manquiña es actor.
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