Socias
Puede que las nuevas formas laborales, todo eso del autoempleo y el teletrabajo, acaben produciendo un regreso al hogar, al viejo y probablemente sumergido sistema de ganarse los garbanzos junto a la mesa camilla, del que tanto saben las obreras de muchas comarcas valencianas.Pero ahora nosotras, aunque "solo" trabajemos en casa, salimos cada vez más. Y nutrimos las aulas de la tercera edad, las universidades populares, los centros sociales y los autobuses en gira por museos y fábricas El último anuario estadístico no ofrece datos al respecto, pero el largamente esperado informe sociológico Las mujeres valencianas ante el siglo XXI, que acaba de editar la Generalitat, destaca el escaso nivel asociativo de unos y otras, concluyendo que las agrupaciones culturales y de padres y madres de alumnos están compuestas principalmente por elementos femeninos. Por contra, el miércoles nos era presentado un meritorio estudio promovido por la Casa de la Dona y con ámbito de ciudad de Valencia. Por él sabemos del importante desarrollo del asociacionismo específico de mujeres durante los últimos años, pese a los escasos apoyos. Da la impresión, se dijo, de que éste es un movimiento menor, "como el resto de nuestras actuaciones".
Según el paciente trabajo de campo realizado en modestas sedes, bares y hasta domicilios privados, las mujeres nos unimos por intereses comunes y buscando cauces de participación. Entre los casi 60 grupos radiografiados igual aparecen empresarias que mastectomizadas, esteticistas que jóvenes insumisas. Muchas afirman trabajar en el ámbito de los malos tratos, y bastantes promueven el autoconocimiento, la autoestima, la relajación... La inmensa mayoría señala, entre las desventajas de ser mujer, la falta de dinero, de formación y de empleo. Casi nadie sabe decir una ventaja
A lo que parece, en la ciudad de Valencia no hay muchas amas de casa asociadas, aunque sí en los pueblos. Este asunto trajo sus más y sus menos entre un público mayormente feminista, ya que la mirada ideológica desde la izquierda nos ha llevado a menudo a descalificar esa forma de estar juntas, considerada profundamente conservadora porque nos parece que sólo aspira al "perfeccionamiento" en el rol asignado, sin cuestionarlo.
Sin embargo, Concha Gisbert puso como ejemplo de logro importante el convenio para la creación de empleo que ha firmadoTyrius con la Generalitat, recomendando a otros grupos moverse en ese campo. Y se preguntaba si esta vía para asociarse, intermedia entre lo público y lo privado, debe ser despreciada pese a que para muchas representa la única oportunidad de salir del ámbito doméstico.
Mirándolo bien, puede que no esté tan mál lo del parchís, el estaño, los bolillos y el coro. Hacer gimnasia en la asociación de vecinos es alejarse de El Gran Hermano, asomarse al mundo, tejer una red extensa, y para algunas hasta revolucionaria, y no debería de costar tanto entenderlo así.
Una de las causas por las que las mujeres dicen "apuntarse" a algo es el deseo de relacionarse, mientras que los hombres se mueven más por el factor "reivindicación".
Pero yo creo que ellas, quizá sin saberlo, también reclaman. Y que cuando, endomingadas y de peluquería reciente, irrumpen en una charla sobre la importancia del calcio en la menopausia, su camaradería relajada y ruidosa no es cháchara vacía. Es el batir de alas de los "ángeles del hogar"... cuando están a punto de levantar el vuelo.
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