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Reportaje:

Judo contra la violencia doméstica

Ginés Donaire

En su primer día de clase Carmen Raya, de 48 años, ya se atreve a utilizar el truco de la pinza langosta, con el que los judokas contrarrestan a su adversario bloqueándole la tráquea con sólo dos dedos. Probablemente, cuando llegue a su casa se atreverá a practicarlo con alguno de sus siete hijos o con su marido. Como ella, otras 35 mujeres asisten a los talleres de defensa personal organizados por el Ayuntamiento de Jaén dentro de la campaña municipal contra los malos tratos. El taller, de dos meses de duración, es impartido por Francisco Lara, cinturón negro y cuarto dan de judo. "Se trata de nociones básicas de autoprotección aplicando el principio básico del judo: máxima eficacia con el mínimo esfuerzo", manifiesta este monitor.Esta singular iniciativa, de la que no se conocen precedentes, es defendida por la concejala de Educación jiennense, Inmaculada Solar, del PP. "La filosofía de los talleres es la prevención y concienciación ciudadana contra los malos tratos, y no queremos que sean sólo mujeres las que participen", explica. Sin embargo, ese propósito parece cuestionado desde otras instancias. "Aunque la iniciativa es muy respetable, no parece que lo más sensato sea responder a la violencia con más violencia", dice Ana María Quilez, directora provincial del Instituto Andaluz de la Mujer de la Junta. A su juicio, la mejor prevención es la que incide en la "educación en valores" en el medio educativo.

Esther Casado, de 35 años y madre de dos hijos, es otra de las participantes en el taller que se celebra en la barriada de La Magdalena, una de las más deprimidas de Jaén. Tanto ella como la mayoría de las participantes parecen ajenas al verdadero trasfondo con el que se han organizado estos talleres: "Saber defensa personal no está mal, pero esa no es la solución cuando hay violencia en el hogar", manifiesta. Y añade: "Para mí, lo más importante es la actividad física, porque me hace mejorar mi estado de ánimo".

La concejala de Educación indica que desde que se activó la campaña municipal, que lleva por título Jaén, ciudad sin malos tratos, han aumentado de modo considerable las denuncias a consecuencia de la violencia conyugal. En el último año, según el Instituto Andaluz de la Mujer se presentaron en toda España 21.778 denuncias por malos tratos, de las que casi una cuarta parte, 4.834, corresponden a Andalucía. En esta comunidad han muerto en lo que va de año tres mujeres en Ronda (Málaga), Villamartín (Cádiz) y, la más reciente, el pasado domingo, en Cartaya (Huelva). En los tres casos apuntados, los hombres se suicidaron después.

La provincia de Jaén -donde se registraron 331 denuncias por malos tratos en 1999- se convirtió, de alguna manera, en punta de lanza en la concienciación para denunciar las agresiones en el hogar. En 1997 una mujer de Alcaudete, Clara Vallejo, no tuvo rubor alguno en aparecer ante las cámaras de televisión, con su rostro lleno de hematomas, denunciando la brutal paliza de su marido, que poco después ingresaría en prisión. Desde entonces, está considerada casi una heroína entre los movimientos feministas.

Micaela Navarro, responsable de la Mujer de la ejecutiva federal del PSOE, no duda de la "buena fe" del Ayuntamiento de Jaén, pero duda de los resultados. "Son iniciativas voluntaristas que pretenden aportar algo nuevo, pero que, como también ocurre con las pulseras ideadas en la Comunidad valenciana, van a servir de muy poco". En su opinión, el Gobierno debe considerar los malos tratos un problema de Estado.

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