Francisco Suárez elige una traducción de Neruda y a dos jóvenes actores para su 'Romeo y Julieta'
Pablo Neruda convirtió la obra Romeo y Julieta, de Shakespeare, en casi un poema. Su traducción en verso blanco, la única que realizó de todas las piezas del dramaturgo inglés, llevó la historia a su terreno y reflejó "el dolor del amor", en palabras del escritor chileno. La poesía que encierra la traducción de Neruda, sumada a la frescura y la ingenuidad de sus protagonistas, Inge Martín y Raúl Peña, son los alicientes que han llevado al director de escena Francisco Suárez a enfrentarse con la obra. La tragedia puede verse, desde ayer y hasta el domingo día 21, en el teatro Lope de Vega de Sevilla. "Romeo y Julieta es una de las obras más representadas en la historia del teatro y para la que cada uno tiene sus propias soluciones. Es la sublimación del amor que, para que sea eterno, tiene que morir", dice Suárez.
Esta versión de Romeo y Julieta, que se estrenó el pasado diciembre en la Comunidad de Madrid y se presenta ahora por primera vez en Andalucía, parte de la traducción de Pablo Neruda, pero también se apoya en las firmadas por otros autores como Buero Vallejo o Menéndez Pelayo para reconstruir a los personajes que acompañan en escena a los jóvenes amantes."Me impactaron la belleza, las metáforas y el lenguaje que utilizó en su versión Pablo Neruda, pero él recortó demasiado a los personajes que no son Romeo y Julieta, así que los hemos tenido que reconstruir con otras versiones", comentó ayer en Sevilla Francisco Suárez.
El montaje, producido por Alarifes y Fila Siete, pone a 14 actores en una escenografía que, en palabras del director, es "minimalista, pero cercana a la estética de Chillida". Esta versión austera, con música de Michael Nyman y un vestuario que abarca desde las prendas del siglo XIV, según las plasmó en sus lienzos Piero della Francesca, hasta los diseños de Versace. En el reparto figuran, entre otros, Vicky Lagos, Jacobo Dicenta y Francisco Merino.
"Mi intención es recuperar la idea inicial de Shakespeare y que los amantes fueran actores muy jóvenes. Durante tres meses vimos a casi 400 chicos y chicas que trabajan en las series de televisión. Todos muy guapos, pero no tenían ni idea de decir el verso, hasta que me topé con Inge Martín y Raúl Peña que convierten a sus personajes en seres muy cercanos, muy entendibles para la gente joven", explica el director de escena.
Sobre la puesta en escena pesa el fatalismo del final, lo que el director llama "un punto esotérico", y que todo el equipo interpreta cómo la venganza de los antepesados sobre los amantes que proceden de dos familias enfrentadas. "Todo esto se acerca a mi mundo particular, la cultura gitana, en el que el destino nos condiciona totalmente", apunta Suárez.
"Mi interpretación de Romeo no es nada convencional. Es pequeñito, tierno, es casi un niño que se sorprende de cómo ocurre todo", afirma Raúl Peña. "Julieta utiliza un lenguaje más prosaico que su enamorado y, durante toda la obra, lucha con arrojo para conseguir lo que desea, pero es imposible", concluyó Inge Martín.
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