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Al Sur

Qué gobierno tan raro le ha salido a Manuel Chaves. Ha dejado indiferente a la ciudadanía, pero ha soliviantado a una buena parte de su staff político. Inconcebible. Voces que siempre estuvieron de acuerdo con todo (Torres Vela, Hermosín, Asenjo...), de pronto se permiten discrepar. En cuanto pierden una brizna de poder oligárquico, cuestionan el procedimiento, el que ellos mismos diseñaron. Pues qué bien. ¿Líos de familia o es que se está resquebrajando el núcleo duro del PSOE andaluz? ¿Se habrá iniciado ya la sucesión de Chaves? Veremos. :Volvamos a la ciudadanía, a lo que importa. Una vez cubiertos los primeros trámites, quedan otras muchas decisiones de segundo nivel en las que Chaves sí puede lucirse y enviar señales más estimulantes al electorado. Y bueno será que lo haga pronto, pues también en esto le va sacando delantera el de Madrid, sobre todo con su política de nombramientos de personalidades no precisamente identificadas con el PP. Uno de aquellos niveles podría ser el de la televisión andaluza, necesitada de una briosa reconversión. Un ámbito donde Aznar sí ha tropezado, ignorando al Parlamento y nominando para la suya a un fiel servidor. La ocasión la tiene Chaves que ni pintada.

Vienen estas consideraciones a propósito de haberse cumplido estos días el quinto aniversario de uno de los poquitos programas que pueden verse en la primera cadena de la nuestra: Al Sur, el magazine cultural tan felizmente ideado por José María Bernáldez, que ni los muchos avatares acaecidos en el territorio sagrado de Gaspar Zarrías han podido con él. Resistir cinco años en las cumbres borrascosas de San Juan de Aznalfarache es algo más que un mérito, es una heroicidad. Y más aún si tenemos en cuenta las astronómicas cifras con que se mueve: quinientas mil pesetas semanales, tres redactores, tres realizadores y un presentador. Auténtico equipo de misión imposible. Pues pese a ello y a haber sido emitido casi siempre en horario de enemigos (sábados, 13.00-13.30), Al Sur se ha hecho con una audiencia media del 12%, que equivale a 160.000 espectadores. ¿Qué más se puede pedir? Pues más medios, y que lo cambien de hora. Por qué no a media tarde, compitiendo con las basuras de las demás televisiones. Algo parecido le ocurre a otro programa bastante aceptable, El club de las ideas, éste de carácter educativo, sólo que más alucinante en cuestión horaria: las diez de la mañana. Justo cuando todos los niños, padres y educadores andan pendientes de la tele. (Y digo yo, ¿no habrá algún humorista incorregible en las decisiones de esa santa casa?) :

Hoy no nos queda espacio para otro tipo de recomendaciones (todas gratis, don Manuel). Pero el verdadero problema de fondo de Canal Sur TV es la concepción político-cultural que la alimenta. La que ha llevado a configurar un modelo dual, tirando a esquizoide, el de los famosos dos canales: uno para la plebe y otro para los patricios. No se pide a los directivos que tengan a Gramsci de lectura de cabecera, pero quizás deberían respetar las resoluciones emanadas de los tres últimos congresos del PSOE, por lo menos; las que condenan taxativamente todo aquello que profundice en la dualización social. ¿Alguien las habrá leído?

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