EL PÁRROCO Y EL IRPF

Los emigrantes que regresaban a los pueblos de Asturias tras lograr el éxito económico "en las Américas" solían premiar a sus paisanos sufragando los gastos de la traída del agua a la aldea, reparando la desvencijada iglesia parroquial o arreglando el mal estado de las vías vecinales para disfrute del pueblo. Hubo uno en Andrín, en el municipio de Llanes, que en vez de actualizar las infraestructuras locales decidió convidar a sus vecinos con un vaso de vino cada día del año y de por vida, con el límite de que el que se emborrachase dejaba automáticamente de recibir tal prebenda. Han pasado los años y los pueblos tienen ahora un monumento o una placa dedicada al prócer con la leyenda "el pueblo agradecido". Pero el vaso de vino al parroquiano ha vuelto a la actualidad asturiana. El párroco de Barros, distrito del municipio de Langreo, convida a "tomar algo" a los vecinos que pongan "una crucina" en el apartado dedicado a la Iglesia en su declaración del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF). Cuenta La Nueva España que el cura, José Manuel García, antiguo profesor de religión y monitor de autoescuela, pretende así aumentar la recaudación eclesiástica, que en el Principado está por debajo de la media nacional. En fin, que en el rojo municipio langreano ahora pides un vino y dices que el representante de Dios se lo pague.- ,