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El espectáculo 'De sol a lua' logra el mestizaje entre el flamenco y el fado

Salvando todas las reticencias previsibles, De sol a lua consiguió en la Expo de Lisboa, en 1998, cautivar al público portugués con su paseo por los dos folclores dominantes en la península: el flamenco y el fado. Era la aportación del pabellón español a aquel evento, un espectáculo de "puro encuentro de estéticas y sensibilidades", en palabras de su director, el bailarín Ricardo Franco, quien presentó ayer en Vitoria la actuación que se celebrará esta noche (20.30) en el Teatro Principal.

El fado no tiene baile, a diferencia del flamenco, pero el coreógrafo Ricardo Franco, a partir de su experiencia en la danza clásica y contemporánea, ha superado este inconveniente con la introducción de elementos de movimiento en el apartado dedicado a esta música portuguesa. Así se podrá disfrutar en la presentación de De sol a lua dentro del mes de la danza de Vitoria.La obra surge de una anécdota muy sencilla. La treintena de intérpretes (entre música y baile) recorren las actividades de un día completo, desde el amanecer hasta el ocaso, en papeles de "gente que pisa un mismo pedazo de tierra, al calor del mismo sol", según comentó el director de la obra.

El flamenco es el protagonista de la primera parte del montaje, la que recorre los trabajos diarios, con la presencia de dos figuras de este baile: Rafael de Carmen y Beatriz Martín, con alguna intervención del propio Ricardo Franco. Entre seguirillas, soleás por bulerías, tangos, farrucas o tarantos, De sol a lua se va acercando a la noche, con la llegada del folklore portugués.

Y es que "el fado es negro, como se dice en Portugal", recuerda Franco. El director ha tratado de reflejar el ambiente de los pequeños cafés lisboetas en la presentación de esta música melancólica que cuenta con dos de sus principales intérpretes en la actualidad: Camané y Ana Sofía Varela, a quien el propio coreógrafo descubrió en un local nocturno de la capital portuguesa.

Y el momento más importante de De sol a lua llega con la fusión de ambos folclores, cuando se juntan la cantaora flamenca y el cantante de fados, animados por los bailarines y bailaores.

Ante este montaje, el estreno no estuvo exento de una primera polémica. "La opinión pública lisboeta vio en el montaje reminiscencias coloniales, pero todo esto se dispersó en la noche del estreno, con todos los espectadores en pie aplaundiéndonos", comentó el coreógrafo.

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Este éxito ha continuado en las siguientes presentaciones por Europa en las que públicos poco familiarizados con estos dos folclores mostraron su respaldo a De sol a lua. "Es la primera vez en mi vida artística en la que, en todas las representaciones, he tenido a todo el público en pie", aclaró ayer Ricardo Franco, quien desde 1996 y tras haber trabajado entre otros con Maya Plisetskaya ha orientado su actividad artística a la coreografía.

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