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La Vital cedió a Gordo un aparcamiento por 35 años a cambio de un derecho de paso que ya tenía

VIENE DE LA PÁGINA 1 El caso de la segunda planta del aparcamiento del centro comercial Dendaraba, sacado a la luz por la auditoría interna que encargó el ex presidente de la Vital Juan María Urdangarín, resulta ilustrativo de las peculiares relaciones clientelares establecidas entre la entidad de ahorros y José Antonio Gordo. A través de la Cooperativa Vitoriana de la Vivienda (Covivi), este empresario ha creado una densa red de poder e influencias en la caja que, a la vista de los hechos sacados a la luz, habría utilizado para favorecer sus otros negocios particulares.

La investigación realizada por los servicios de control interno descubrió que en julio de 1981, a instancias de Gordo, la caja firmó un contrato de cesión gratuita a su favor del segundo sótano del estacionamiento -la primera planta, con 125 plazas, es propiedad del empresario- durante 35 años. A cambio de la explotación por ese tiempo de las 50 plazas de la segunda planta, la Vital obtenía derecho de paso de vehículos sin restricciones al almacén de su oficina principal de la calle Independencia, que tiene acceso desde el primer sótano del aparcamiento del centro comercial. A primera vista, la transacción aparece desequilibrada en favor del empresario. Pero la sorpresa de los auditores fue mayúscula cuando comprobaron que en las escrituras del inmueble, formalizadas dos años y medio antes, el 13 de diciembre de 1988, ya se establecía esa servidumbre de paso en favor de la Vital sin ningún tipo de contraprestación.

Según la documentación de la caja de ahorros, la cesión gratuita de la explotación de las 50 plazas hasta el año 2024 fue aprobada por la comisión ejecutiva de la entidad con un informe favorable de su entonces subdirector general de Inmuebles, Luis Valle, que mantenía una estrecha relación con José Antonio Gordo.

Consultado sobre este caso por este periódico, el empresario rechazó haber abusado en sus relaciones con la entidad de ahorro y aseguró que la explotación de las 50 plazas obtenidas no es tan lucrativo como parece, ya que su ocupación no es total y habría que calcular los gastos generales y el derecho de la caja a estacionar varios vehículos.

La inspección del Gobierno vasco sobre el ejercio de 1998 alertó sobre los puntos oscuros de la venta de la antigua sede institucional de la Vital, ya que Gordo y su socio Javier Sáenz de Valluerca recurrieron a un préstamo de la propia entidad para adquirir por 245 millones el 40% del inmueble a la caja de pensiones de Iberdrola. Los dos empresarios se han hecho recientemente con la totalidad del edificio, cuyo precio de venta real fue de alrededor de 650 millones, cuando el propio Valluerca, en su condición de agente inmobiliario, lo había valorado en 1.394 millones. Esta tasación de 1994 no figuró en el expediente de la venta, sino que la localizaron los servicios de control interno el pasado verano.

Gordo sostiene que nunca ha perjudicado a la Vital y achaca la auditoría a una represalia de quien fuera su presidente hasta marzo, Juan María Urdangarín, por haber abortado el pasado mes de junio una operación que "me pareció equivocada". En aquel entonces, la dirección de la Vital negociaba con un grupo de Vitoria la posible venta de las decenas de viviendas ubicadas en los inmuebles de la Plaza de los Fueros que fueron sede de las cajas municipal y provincial antes de la fusión, con el fin de rentabilizar su amplio patrimonio inmobiliario. La operación rondaba los cinco mil millones de pesetas y quedó en suspenso tras ser filtrada a la prensa local desde el consejo de administración y suscitar una reacción adversa de los arrendatarios de los pisos. "Le dije a Urdangarín que era un error vender los dos edificios a una sola mano y que podía haber otras ofertas. Ahí empieza su guerra contra mí", asegura Gordo antes de reconocer que el grupo inmobiliario que representa también está interesado en el asunto.

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Dendaraba en el origen

Dendaraba marcó, a mediados de los 80, un cambio en las relaciones de José Antonio Gordo y la Vital (la Caja Provincial de Álava, hasta la fusión de 1990 con la Municipal). De entidad financiadora de las promociones de viviendas de Covivi, la Provincial pasó a ser además su socia en negocios conjuntos, según indica un antiguo directivo de aquella entidad que considera ese salto como una de sus "mayores equivocaciones". La caja quería rentabilizar tres solares que poseía en la manzana de oro formada por las calles Postas, Paz e Independencia, así como su patio interior, pero el Ayuntamiento denegó los sucesivos proyectos presentados. Hasta que, en 1985, José Antonio Gordo, con el aval social de la cooperativa que preside, lleva la idea de un "centro urbano integrado". Se trataba de construir en los tres solares casi un centenar de apartamentos tutelados para mayores de 55 años (una iniciativa considerada pionera entonces) y aprovechar el patio interior para los servicios comunes, un centro comercial y un aparcamiento subterráneo.Con ese reclamo benéfico, la corporación presidida por José Ángel Cuerda acepta esta vez y tramita una modificación del plan general para salvar la prohibición de construir en patio de manzana. De esta forma, Covivi se ocupa de edificar 84 apartamentos tutelados para la tercera edad y la sociedad Dendaraba, formada por la Provincial y José Antonio Gordo, de promover el primer centro comercial urbano de Vitoria y un aparcamiento de 175 plazas donde antes no se podía construir. Personas que intervinieron en el proyecto reconocen que fue "todo un pelotazo" en el que ganó mucho la caja (vendió a buen precio los locales comerciales) y también Gordo, entonces su vicepresidente primero. Éste compró a la Provincial con un crédito blando la primera planta del aparcamiento (125 plazas) y utilizó el sorteo de los apartamentos para ganar influencia social.

El empresario admite que reservó uno para su hermana y adjudicó a dedo varios de ellos a personas que "nos ayudaron a sacar adelante el proyecto". Entre ellas figuran familiares de varios políticos y personajes públicos; algunos han tenido cargos importantes en la Vital.

A partir de Dendaraba, en los noventa Gordo ha consolidado un enorme poder en la Vital, en cuyo consejo de administración ha colocado siempre a dos o tres personas de su plena confianza. Y también ha compartido otros negocios que, a la luz de la auditoría realizada, no han resultado tan beneficiosos para la entidad como para él y sus socios. Entre las diversas sociedades que controla está la televisión local Canal Gasteiz, de la que es accionista mayoritario (30%). También fue presidente de la empresa editora de El Periódico de Álava, lanzado por un grupo de empresarios vinculados al PNV.

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