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Tribuna:Ni ancho ni ajeno
Tribuna
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La pesadilla de los almogávares

El sábado, a las 13.00, se vendieron en Mestalla las últimas localidades para la final de la Liga de Campeones, en París. Héctor Cúper derrotó al Barça y sentenció en el frontisficio de la UEFA: "No me jodan con las entradas". Así se escribe la historia: lapidariamente. Y a Eduardo Zaplana, nada, que no hay forma, que no le vienen esas frases tan apabullantes. Le vienen como de lance o de ropavejería: Salgo en Canal 9, luego existo; o eso otro de que los Països Catalans son "un sinsetido", es decir, palique de café y copa, o de chiringuito con mejillones al vapor. Zaplana padece el síndrome del almogávar, y le pega un rebufo de conspiración, apenas barrunta regidores catalanes, valencianos y baleares, en su salsa. Pero la crónica de la semana se abrió con la firme condena a ETA, por el asesinato del periodista José Luis López de Lacalle. El nombramiento de la consejera de Bienestar Social para la delegación del Gobierno, en esta Comunidad le echó el cierre...

Cuaderno azul, segunda edición El Consell entra así en una crisis provocada por el propio presidente, que rindió su fidelidad al mando: una sugerencia de Mariano Rajoy, fue una orden para Zaplana: por el momento, dejó a González Cepeda en la intemperie, y propuso a Carmen Mas, para su relevo, que se producirá esta semana, según la portavoz del Consell. Zaplana, entre la mímesis y el guión de suspense con el que tanto disfrutó el maestro Aznar, se ha agenciado una réplica del cuaderno azul, en cuyas páginas se puede perpetrar cualquier defenestración. Los analistas ya han apuntado, como primer sacrificio, a José Emilio Cervera, que, a los desatinos de la Modernización e implicaciones de su esposa en ciertos asuntos informaticos, añade ahora la pifia de las tarjetas sanitarias. Pero hay otros que también se la juegan en la filigrana de una posible remodelación: Serafín Castellano y Manuel Tarancón, sin excluir a los dos vicepresidentes Olivas y Ripoll. Y es que Zaplana está mosqueado: sus expectativas de un gobierno eficaz y consolidado no prosperan, y llegan las especulaciones. Para terminar de amueblarle el ensombrecido panorama, la pretendida declaración institucional contra Acció Cultural no ha funcionado. La oposición condena los actos vandálicos de una minoría, pero no cae en la trampa de anatemizar la celebración del 25 de abril. Zaplana tendrá que aprender a convivir con su síndrome del almogávar, mientras el astuto Eliseu Climent le replica: Els Països Catalans sóc jo. Y la pela.

La Ciudad de la Luz ilumina un nuevo escándalo

Catherine Deneuve puso el encanto y Helados Alancat se llevó el Nova 2000 a la mejor empresa del año, en el Museo de Ciencia Príncipe Felipe, de Valencia. Mientras, Josep Renau se atrincheraba en 11 viviendas particulares del barrio de El Cabanyal, con 196 obras como otros tantos poderosos argumentos éticos y estéticos, para librarlo de una irracional demolición. Vicente Verdú inauguraba el ciclo Escritores en la Biblioteca Valenciana. Más al sur, un error depositó en manos del portavoz municipal de EU, en Alicante, José Luis Romero, los informes técnicos que descalifican el plan especial de la Ciudad de la Luz -recorvertida en Ciudad del Cine-, por cuanto vulnera la normativa urbanística local, la autonomía municipal y ni se sabe cuántas otras cosas. El proyecto insignia del alcalde Luis Diaz Alperi, que contaba con todas las bendiciones de zaplana y con la redacción de la Consejería de Obras Públicas, es como una trampa. El PP ha logrado mantener escondidas todas las irregularidades. Pero el escándalo ya en la calle. En la Universidad de Valencia, Mario Benedetti y Daniel Viglietti ofrecieron un espléndido recital: a desalambrar, a desalambrar. Que aún queda mucho. En Latinoamérica y en Latinoeuropa.

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