Los viejos maestros

Punto final a este IV Festival de Jerez, y además con emoción, porque se había encomendado el programa a dos viejos maestros muy queridos aquí: el sevillano Manolo Marín y la jerezana Angelita Gómez. Por el estudio del primero han pasado miles de alumnos que aprendieron a bailar en Sevilla; por el estudio de la segunda, casi todos los que han aprendido en Jerez.Son los maestros, entre un no muy nutrido grupo de ellos, que tienen prestigio y hoy marcan pautas en la enseñanza del baile español y flamenco. Enseñanza que en este festival tiene precisamente una relevancia única en el mundo. Este año, por ejemplo, ha habido en Jerez de la Frontera cerca de 350 alumnos de todo el mundo asistiendo a la docena de cursos que el festival programa en paralelo a la presencia de espectáculos en el teatro Villamarta.

Más de la mitad de esos alumnos son extranjeros, con Japón a la cabeza en número de 60. Los maestros que los imparten son los más reconocidos en la actualidad. Además de los citados Marín y Gómez, Matilde Coral, José Granero, Antonio Márquez, Victoria Eugenia, Merche Esmeralda, Manolete, Javier Latorre, etcétera.

En estos viejos maestros debieran fijarse más los jóvenes que hoy salen comiéndose el mundo como si antes de ellos no hubiera habido nadie que sentara las bases del baile. Fue el caso de Rafael Campallo, quien se eternizó en un baile por soleá larguísimo, repetitivo y que hubiera ganado mucho si lo redujera a la mitad del tiempo. Pero estos jóvenes valores, sobrados de técnica y facultades, creen que cuanto más se alargan hacen mayores méritos para gustar al público.

Junto a él bailó Manolo Marín: serenó el baile con su sabio señorío y triunfó en toda la línea por tangos y por bulerías. Es la lección permanente de los viejos maestros a esos jóvenes valores que creen saberlo todo.

Algo parecido ocurrió con Angelita Gómez, quien solamente salió a escena al final para recoger el cariño de este público que la adora y hacer ese baile por bulerías señorial en que es maestra. Antes habían bailado dos alumnos salidos de su escuela: Almudena Serrano, por alegrías y con bata de cola -no muy acertadamente, la verdad-, y Andrés Peña, por soleá, algo mejor. Después hubo un cuadro de glorias locales: La Churra, La Torrá, Dieguito de la Márgara, bailaron con el cante al golpe de Capullo de Jerez y Luis el Zambo, el mismo son al que bailó finalmente la maestra, quien había montado un atractivo escenario con sugestivos contraluces.

Nivel importante

Este festival terminó, pues, felizmente, ya que, salvo un par de noches concretas, su nivel artístico ha sido importante. En la mañana de ayer, los críticos que cubrieron el mismo se reunieron por segundo año consecutivo para designar el mejor espectáculo del ciclo, recayendo el galardón por mayoría absoluta en el programa titulado ... Después de Carmen, del bailarín Antonio Márquez, que había sido visto en el escenario el día 1 de mayo.