Cientos de bomberos controlan el incendio que ha arrasado la ciudad estadounidense de Los Álamos
El incendio que ha asolado la ciudad en la que se construyó la primera bomba atómica quedó anoche controlado por centenares de bomberos que todavía tienen en el viento a su peor enemigo. Al menos 25.000 personas han sido evacuadas de Los Álamos; en buena parte de la ciudad sólo quedan en pie chimeneas de cemento rodeadas por escombros de las casas quemadas. El Servicio de Parques Nacionales culpa del incendio -que se originó durante una quema de maleza supuestamente controlada- a un empleado que ya ha sido suspendido en sus funciones.
El trabajador, Roy Weaver, mantendrá, no obstante, su sueldo de 80.000 dólares anuales (14,6 millones de pesetas) hasta que concluyan las investigaciones. Weaver ordenó quemar los rastrojos a pesar de que las previsiones meteorológicas del organismo en el que trabaja adelantaban para ese día la llegada de vientos con máximo peligro para los incendios. El viento, que llegó a superar los 100 kilómetros por hora en los primeros días del incendio, descendió ayer a los 30 kilómetros por hora. En esas condiciones, unidas a un mayor grado de humedad, los bomberos consiguieron bloquear el avance de las llamas, aunque varios focos todavía seguían activos a última hora en algunos puntos de las 18.000 hectáreas quemadas hasta ahora.
En la extinción se emplean tractores, helicópteros y aviones; el servicio de bomberos se planteaba ayer la posibilidad de solicitar a Rusia el envío de unos aviones cisterna con mayor capacidad que los de EEUU. Según la agencia rusa Interfax, la Agencia de Emergencias Federales de EEUU ya ha solicitado al Gobierno de este país que tenga preparados dos aviones Ilyushin-76 de extinción, con depósitos de 42 toneladas de agua. Estos aparatos son capaces de estar listos para el despegue y cargados de agua en 15 minutos, y pueden llegar a cualquier lugar del mundo en un máximo de 12 horas.
La ciudad de Los Álamos, construida como "dormitorio" para las familias de los 7.000 trabajadores empleados en el laboratorio nuclear más importante de EEUU, ha quedado parcialmente reducida a cenizas. Las llamas llegaron a estar a 25 metros de distancia de un contenedor de almacenamiento de plutonio, aunque los responsables del laboratorio insisten en que todos los materiales explosivos o radiactivos están protegidos por cemento y aluminio capaz de resistir desastres peores que el de las llamas.
Varios miembros del Congreso ya han iniciado una investigación de la que en parte dependen las futuras ayudas a las familias afectadas. Si la presión política no pone en marcha un sistema de compensaciones, los afectados anuncian acciones legales para llevar a los tribunales al Servicio de Parques por su negligencia en el origen del incendio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.