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Inquietud en el PSC ante el hermetismo de la negociación entre Maragall y Montilla

Enric Company

A seis semanas del noveno congreso del PSC, convocado para el 16 de junio, ni Pasqual Maragall ni José Montilla han dado a conocer públicamente sus intenciones acerca de su candidatura a los principales responsables del partido. Tampoco han explicado el contenido de las negociaciones que mantienen desde hace semanas sobre el reparto del poder en la cúpula del PSC. Esta situación comienza a causar inquietud. Algunos dirigentes recuerdan que Maragall dijo que después de Semana Santa daría respuesta a las peticiones de que asumiera el liderazgo del PSC.

Esta situación contrasta con la del PSOE, en el que quienes aspiran a la secretaría general han comenzado a recabar apoyos abiertamente y han expuesto en público sus proyectos en forma de candidaturas y manifiestos para un congreso convocado para dentro de dos meses.Tanto Montilla, secretario de organización del PSC, como Maragall, líder del grupo parlamentario del PSC-Ciutadans pel Canvi, se han negado hasta ahora sistemáticamente a admitir en público ni siquiera que sean candidatos a la primera secretaría y a la presidencia del PSC, respectivamente.Esto no ha impedido, sin embargo, que, según han explicado algunos de sus colaboradores, hayan emprendido unas negociaciones, de momento secretas, para diseñar la futura dirección del PSC. Maragall ha acompañado esta negociación de una ronda de entrevistas con alcaldes y dirigentes locales y comarcales del PSC para sondear la receptividad existente a sus planteamientos de "apertura y cohesión".

Ni siquiera después de que destacadas figuras públicas del PSC expresaran su apoyo a la fórmula Maragall-Montilla como eje de la futura dirección del PSC como los alcaldes de Barcelona, Joan Clos; de L'Hospitalet, Celestino Corbacho; de Manresa, Jordi Valls, y Reus, Lluís Pérez, entre otros, los afectados han querido aceptar la propuesta en público. En el caso de Maragall, se ha limitado a formular declaraciones de disponibilidad en términos vagos y genéricos, que se dan por supuestos en quien ejerce la responsabilidad de líder del grupo parlamentario del partido.

Este suspense responde quizá, según especulan algunos dirigentes socialistas, a que Montilla y Maragall todavía no han alcanzado un acuerdo sobre el asunto capital: el alcance de la apertura del PSC perseguida por Maragall. Otros opinan lo contrario y creen adivinar, como explicaba ayer un diputado en el Parlament, que Maragall y Montilla "ya están rellenando las casillas" de los puestos de la futura comisión ejecutiva del PSC. Esa dirección que los dirigentes territoriales más destacados han solicitado que sea más reducida que la actual.

El modus operandi aplicado en esta ocasión por Maragall es el mismo que utilizó en la elaboración de su candidatura para las elecciones autonómicas. Mantener la incógnita sobre sus decisiones y darlas a conocer en el último momento, para hacer valer ante el aparato su posición de candidato, de líder, imprescindible. Nadie duda en el PSC que Maragall y Montilla serán los dos principales dirigentes del PSC. Pero lo que no se sabe es si el principal despacho de la cuarta planta de la sede central del PSC de la calle Nicaragua será el del presidente del partido o seguirá siendo el del primer secretario.

El resultado del pulso para dirimir esta cuestión se concretará, según adelantan algunos dirigentes socialistas, en la reforma de los estatutos del partido. Sin esta reforma, la presidencia del PSC es un cargo vacío de responsabilidad. La vía para modificar esta situación es la presentación de una enmienda en el actual proceso congresual. La tradición en el PSC es que adecuar los estatutos del partido a los acuerdos políticos alcanzados en sus congresos mediante enmiendas presentadas a última hora, incluso durante el propio congreso.

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Pero el actual proceso precongresual del PSC se caracteriza porque el debate sobre las dos cuestiones capitales, la apertura del partido preconizada por Maragall y el reparto de poder entre él y los dirigentes territoriales que controlan la organización se discute en términos desconocidos por todos, en busca de un compromiso en el que los delegados serán invitados a dar su refrendo los días 16, 17 y 18 de junio.

Uno de los principales dirigentes del PSC, su portavoz en el Parlament, Joaquim Nadal, expresó ayer su confianza en que este compromiso que toda la organización está esperando "no sea la anulación recíproca de una parte por la otra".

Bono busca el apoyo de los socialistas catalanes

José Bono tanteó ayer las expectativas de apoyo de los socialistas catalanes a su eventual candidatura a la secretaría general del PSOE. El presidente castellano-manchego almorzó con el líder de los socialistas catalanes Pasqual Maragall, en un encuentro destinado a examinar la situación precongresual del partido socialista.Tras el almuerzo, Bono destacó en declaraciones a los periodistas sus coincidencias políticas con el ex alcalde de Barcelona, más allá de la "cordialidad y afecto" que se profesan. En particular aludió a la proximidad en las concepciones sobre la distribución territorial del poder "para que se facilite la solidaridad y no se estatalice". Aunque no llegó a proclamarse federalista, Bono afirmó que hay que evitar los nominalismos.

Fuentes próximas a Maragall explicaron que el dirigente catalán se limitó a escuchar los planteamientos de Bono y a agradecerle que se los expusiera. Los otros aspirantes a la secretaría general del PSOE han pedido entrevistarse con Maragall con la misma finalidad. A diferencia de Bono, tanto Rosa Díez como José Luis Rodríguez Zapatero cuentan ya en el PSC con plataformas de apoyo, aunque todavía incipientes. La candidatura de Díez tiene el respaldo del alcalde de Sabadell, Manuel Bustos, del diputado a Cortes Raimon Martínez Fraile y de la ex diputada Anna Balletbó.

En favor de la opción de Rodríguez Zapatero se han pronunciado el primer secretario de la Federación del PSC de Lleida, Ramon Vilalta y los diputados a Cortes Germà Bel y Carme Chacón, que han anunciado su intención de promover su candidatura en el PSC.

Maragall expresó el martes en Roma su simpatía con los planteamientos liberales incluidos en el manifiesto de Rodríguez Zapatero. Pero los colaboradores de Maragall negaron ayer que esta simpatía pueda tomarse como una declaración de apoyo.

Las divergentes tomas de posición de algunos diputados y dirigentes del PSC en la batalla por la secretaría general del PSOE indican ya que no podrá haber una declaración de la dirección en favor de uno u otro. También hay, además, algunos dirigentes que como el diputado autonómico Miquel Iceta, preferirían que el futuro secretario general del PSOE fuera Manuel Chaves, porque es el dirigente del socialismo español que a su juicio se identifica más con el federalismo del socialismo catalán.

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