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Mugabe extiende su campaña de terror a las zonas donde la oposición es más fuerte

El partido de Robert Mugabe, la Unión Nacional Africana de Zimbabue (ZANU-PF), ha ordenado a los veteranos extender la actual campaña de intimidación política de la oposición democrática a las ciudades, donde el Movimiento para el Cambio Democrátrico (MCD) es más fuerte. Esos veteranos, a las órdenes de Chenjerai Hunzvi, han iniciado ya la ocupación de las 150 circunscripciones electorales de Zimbabue. Un alto cargo del ZANU-PF declaró ayer: "Han sido enviados a efectuar campaña por su partido y lo harán de la mejor manera que saben".

Las ciudades son el punto débil de Mugabe. La emergente clase media negra de Zimbabue ha dado definitivamente la espalda al presidente y le considera un obstáculo para el desarrollo económico del país. La pérdida del referéndum de febrero, mediante el cual Mugabe trató de reformar la Constitución a su medida e incrementar sus poderes ejecutivos, puso en marcha una gigantesca campaña de intimidación del MCD. Primero fueron los granjeros blancos, el soporte financiero de la oposición democrática, con el fin de trasladar un mensaje inequívoco a las zonas rurales; ahora, el paso siguiente son las ciudades. Con ello, el peligro de enfrentamiento civil aumenta.Chenjerai Hunzvi, líder del sector de los veteranos de guerra, que han ocupado más de 700 haciendas pertenecientes a granjeros blancos en Zimbabue, un 10% de sus 50.000 asociados, sigue pisando el acelerador; ayer anunció la creación de un comité, del que no ofreció detalle alguno, para iniciar el reparto de las tierras confiscadas. Hunzvi, el intrumento del presidente Robert Mugabe en esta campaña de intimidación política, aseguró que no puede aguardar más tiempo.

Hunzvi, a quien le agrada sobremanera el apodo heredado de la guerra de liberación (Hitler), oscila entre la extrema educación en las maneras y el rudo radicalismo verbal. Ayer optó por lo segundo al proclamar que los granjeros con pasaporte británico (muchos utilizan éste y el de Zimbabue) deberían ser expulsados del país. "Deben regresar al Reino Unido. Deben irse al aeropuerto. Y si no lo hacen así acabarán bajo tierra". Preguntado por Reuters sobre si tenía algo que comentar sobre la muerte, el domingo por la noche, de un tercer granjero blanco, respondió: "No tengo nada que añadir; está muerto".

Un comité de reparto

Resulta sorprendente que Hunzvi, considerado un peón de brega de Mugabe, haya declarado a la agencia Reuters que la creación de la comisión de reparto se debe a que está cansado de esperar a que el presidente Mugabe tome decisiones concretas. "El comité comenzará a distribuir la tierra. Hemos iniciado el proceso. No podemos depender de que lo hagan los políticos, así que comenzaremos a recorrer el país".

Ese comité especial de reparto de las tierras ocupadas a los granjeros blancos es, a juicio de la oposición democrática, reunida en su mayoría en torno al Movimiento para el Cambio Democrático (MCD), creado hace ocho meses por los líderes sindicales, una nueva vuelta de tuerca en la campaña de intimidación que se vive en el país.

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El otro dato que refuerza esta hipótesis es el despliegue de más veteranos (un extraño conglomerado de ex guerrilleros y jóvenes militantes del partido) en las 150 circunscripciones del país. Esos veteranos ya no tienen sólo la misión de ocupar a la fuerza las haciendas, sino también de preparar el voto en las legislativas en todos los distritos electorales de Zimbabue.

En las últimas semanas, una veintena de miembros de la oposición democrática han perdido la vida en diversos ataques. Tres de esos fallecidos son granjeros blancos. El primero de ellos, David Stevens, y el último este domingo, Alan Dunn, tenían algo en común: ambos eran representantes del MCD.

En las elecciones legislativas, aún no convocadas por Mugabe, están en juego 120 de los 150 escaños del Parlamento. Treinta son de designación directa. Si se repitiera el resultado del referéndum de febrero, el ZANU-PF perdería el control del Parlamento.

Estrategia vieja

Algunos analistas locales, como John Makombe, consideran que Mugabe está repitiendo la estrategia de los años ochenta, cuando laminó a la oposición, encabezada por el otro padre de la independencia, Josua Nkono, líder de la Unión Popular Africana de Zimbabue (ZAPU), obligándoles a claudicar e integrarse en las filas del hegemónico ZANU-PF.

El problema, dice Makombe, es que ahora la situación ha cambiado radicalmente: el desgaste del poder y la crisis económica juegan en contra del presidente. Ese grado de desesperación, de temor, se palpa en algunos dirigentes del partido de Mugabe, quienes han advertido sin rodeos verbales que una eventual derrota en los comicios les obligaría a empuñar de nuevo las armas para defender la revolución e impedir "la venta del país".

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