"Los valores que empleemos dentro del PSOE se tienen que parecer a los que proponemos"
José Luis Rodríguez Zapatero, diputado por León, de 39 años pero con varias legislaturas a sus espaldas, ha escogido un camino menos arriesgado que otros para aproximarse a la primera línea del PSOE: invocar el debate sobre las ideas más que la idoneidad personal para el liderazgo. De hecho, no parece totalmente decidido a competir por la secretaría general. Pertenece a una generación a la que le va a tocar el relevo de los dirigentes socialistas que gobernaron con Felipe González, aunque su juventud -bajo un Gobierno con altos cargos que tienen de media 41 años- no supone una señal diferencial o una ventaja en la pugna con sus adversarios del centro-derecha. Con la vista puesta en un proceso que no culminará antes de dos meses, Rodríguez Zapatero trata de dosificar las propuestas del colectivo que encabeza, Nueva Vía, lo cual deja por el momento a su posición sin perfiles acentuados. Eso sí, tiene claro que sólo si los ciudadanos ven que el PSOE practica los valores que propugna estará en condiciones de que vuelvan a confiar en él para que les gobierne.Pregunta. ¿Un indicio de la necesidad de renovación del PSOE es que hasta una persona tan del partido como Rosa Díez ha puesto por delante el que representa una cierta ruptura y que no tiene "padrinos"?
Respuesta. La necesidad del cambio en el PSOE pasa sobre todo por un amplio debate de ideas. Es verdad que hay una serie de compañeros que tenemos la obligación de impulsar ese cambio para abrir paso a las nuevas generaciones y para garantizar el respeto y la capacidad de contribución de quienes han dirigido el PSOE.
P. ¿Usted prefiere identificarse con el énfasis en la ruptura o en la continuidad con el pasado reciente de su partido?
R. No me atraen la ruptura ni la continuidad. Prefiero hablar de un cambio tranquilo que tenga como eje un proyecto nuevo.
P. ¿Cómo va a identificarse ante un público para el que usted no es de las personas más conocidas?
R. En nuestro partido, la identificación siempre parte de las ideas y de la capacidad de compromiso que se tenga.
P. Desaparecido el fuerte liderazgo de Felipe González, ¿el reto del PSOE es el aumento de su democracia interna o la recuperación de un prestigio que han perdido los socialistas como políticos?
R. Hay que reivindicar ante la sociedad, con serenidad y con capacidad de debatir, lo que fue para España la etapa de Gobierno socialista y formular un nuevo proyecto político mucho más acorde con los tiempos en que vivimos. La clave no es el liderazgo. Creo que más bien se necesitan buenos equipos con ganas de compromiso y con nuevas energías.
P. ¿Qué está más al alcance de su mano: aspirar a la secretaría general del PSOE o a ser el futuro portavoz parlamentario socialista en el Congreso?
R. Lo que debe estar en el horizonte de quien postula un debate de ideas es que esas ideas ganen y que prospere un proyecto político que responda a una nueva vía para un nuevo socialismo. Lo de menos es el papel que cada uno deba jugar en la etapa siguiente.
P. ¿Se va a presentar o no para secretario general?
R. Ahora nos corresponde explicar nuestra posición, el manifiesto de Nueva Vía. Insisto: lo de menos es dónde trabajemos luego cada uno.
P. ¿De qué va a depender el que decida presentarse o no?
R. De la reflexión colectiva y de qué postulados resulten mayoritarios. Cualquier decisión de participar en la futura dirección debe estar guiada por la máxima generosidad y la voluntad de sumar.
P. Después de haber dicho Rosa Díez que ella es "la solución", ¿en qué situación se quedan ustedes?
R. La definición en cuanto a las personas es secundario. Cualquier proceso para que el PSOE sea nuevamente mayoría social exige ante todo un apasionante debate ideológico. La izquierda sólo gana a la derecha cuando le gana en el terreno de las ideas y cuando el núcleo de su ideología aparece con más vigor y capacidad de futuro.
P. Usted habla de debate ideológico, pero ¿cuáles son sus ideas?
R. El debate ideológico hay que ganárselo a la derecha, al PP. La clave es que el socialismo en la España de hoy sea un reencuentro entre las ideas de la libertad, de la igualdad y de la modernización. No creo en las etiquetas. Lo importante es que nuestros principales valores se adapten a lo que la sociedad exige. El PSOE debe ser un reflejo de lo que es la sociedad, y lo que decimos debe parecerse a lo que hacemos. Los valores que proponemos tienen que parecerse a los que nosotros mismos empleamos dentro del partido. Si no, será difícil tener un proyecto mayoritario. El PSOE tiene que ejercer el liderazgo social de la modernización, del desarrollo de la libertad y de la igualdad. Para eso hacen falta amplias reformas políticas, que abarcan desde el Gobierno a la Justicia; hace falta un proyecto de modernización en el ámbito económico y un liderazgo para que los valores cívicos impulsen los objetivos de mayor igualdad social. No basta con los poderes públicos para hacer una sociedad más igual. Más importante aún es que ésos sean los valores predominantes en la propia sociedad. Todo eso debe ir unido a un nuevo talante político, de actitud de diálogo más que de confrontación.
P. Cuando dieron a conocer que usted había tenido una reunión con Felipe González, ¿estaban queriendo sugerir que cuenta con su respaldo?
R. En absoluto. Cada vez que hay una conversación entre compañeros de partido no se le puede dar el cariz de movimiento táctico. Otra cosa es que yo considere que, independientemente de quién esté en la secretaría general, sería muy útil y positivo que Felipe González sea el presidente del PSOE.
P. ¿Es partidario del mantenimiento de las primarias para elegir el candidato a presidente del Gobierno o cree que el nuevo secretario general debería ser a la vez líder electoral?
R. No tenemos una posición definitiva. Los procesos de amplia participación, como son las primarias, son positivos...
P. Algunos problemas les ha traído a ustedes que un secretario general se presente a las primarias y las pierda, ¿no?
R. Seguramente, el modelo global necesita una estructura más coherente. Pero todo lo que sea más democracia interna hay que saludarlo como un impulso de cambio en el partido.
P. ¿Tiene sentido reeditar un acuerdo como el que hicieron con IU en víspera de las elecciones o cree que ese tipo de alianza le descentra al PSOE?
R. Ahora no hay que hablar de pactos sino de diálogo. El proyecto que apruebe el congreso tendrá que establecer un diálogo con fuerzas progresistas políticas y sociales, con empresarios, con ONG... La relación con IU debe ser fluida, pero la autonomía del PSOE es un valor.
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