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Llach canta con 200 voces el futuro de un pueblo tras una jornada de reivindicación nacionalista en Valencia

Desde la presentación de Un pont de mar blava en el polideportivo de la Font de Sant Lluís, Lluís Llach no había intentado nada parecido en Valencia. Pero, al menos en cuanto a presencia coral, la puesta de largo de Germania 2007 en una Plaza de Toros que estaba llena a rebosar superó anoche con creces, tras una jornada de reivindicación nacionalista que movilizó a miles de personas, el precedente y satisfizo el gusto del público por lo grandioso. Antes del estreno, que justifica su título en el 300 aniversario de la derrota de Almansa (abril de 1707), Llach ofreció revisó algunas canciones de su carrera. Tras esta antología, llegó lo ultimísimo del cantautor ampurdanés. Como en un Pont de Mar Blava, la poesía de Martí i Pol, presente anoche en el recinto, impregna también las canciones de Germania 2007, pero si en aquella ocasión el ámbito de resonancia fue el Mediterráneo, ahora lo son los Países Catalanes, a través de voces y personajes que representan el pasado, el presente, el mañana inminente y el porvenir sin fecha fija de un país, de una cultura y sus gentes. El primero en salir a escena fue el contratenor Xavier Torrás, que encarnaba el personaje del alma de un país, acompañado por una formación instrumental con la estructura propia de un grupo de rock. A continuación tomó el relevo el mismo Llach, que asumía la voz del presente, con una canción cuya letra es la única escrita para esta cantata por el autor de L'Estaca, a través de la cual pretende revisar el concepto de nacionalismo, con un rostro más humano, "al servicio de los ciudadanos". El futuro inmediato llegó de la mano de Lucrecia, la cantante cubana afincada en Barcelona, que representaba por su origen, color y tradiciones un horizonte de ribetes multiculturales. Lucrecia era, sin duda, el elemento más novedoso en el universo sonoro y conceptual de Llach. Tras la cantante caribeña, dos centenares de jóvenes vocalistas llenaron el escenario que ocultaba el tendido sur del coso taurino. Los diferentes acentos del Orfeó Català, los mallorquines Blavets de Lluc, las corales del Liceu Joan Lurçat de Perpinyà y del Institut Musical de Fraga y veinte niños de la Escolanía del Misteri d'Elx se apoderaron del recinto y pusieron un colofón espectacular a la singular celebración sonora de la derrota de Almansa. Previamente, una manifestación reunió a decenas de miles de personas en las calles de Valencia.PÁGINA 5

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