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Hijo de presidente

Cuando en 1996 Oriol Pujol Ferrusola, quinto hijo del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, fue nombrado director general de Asuntos Interdepartamentales, el entonces líder de ERC, Àngel Colom, comparó al presidente catalán con Kim il Sung, el dictador de Corea del Norte que al morir fue relevado como dirigente número uno por su hijo, Kim Jong Il. Esta semana, Oriol Pujol ha sido nombrado secretario general de Industria, un departamento que desde hace más de una década dirige Antoni Subirà, primo sobrevenido de Jordi Pujol. Colom, hoy disciplinado correligionario del presidente, no ha abierto esta vez la boca, pero el Ejecutivo deberá dar cuentas en el Parlament del polémico nombramiento a instancias del diputado José Luis López Bulla (IC-V), que ha anunciado que presentará una pregunta al respecto.Licenciado en Veterinaria y master en Economía y Dirección de Empresas del IESE, Oriol Pujol se ha quejado en más de una ocasión de que él siempre tiene que demostrar que vale más que los demás. Pero, a sus 33 años, el único hijo del presidente de la Generalitat con vocación política se ha convertido en uno de los secretarios generales más jóvenes de toda la historia de la Administración catalana. En su propio partido abundan los dirigentes que fruncen el ceño al hablar de su ascenso.

"Que se pongan en mi piel"

El diputado Carles Campuzano (CDC) dijo en su día que él, en su caso, no hubiera aceptado la dirección general, un puesto menos importante que el de secretario general. "Pido a la gente que se ponga en mi piel más allá del momento de la decisión", se defendió el hijo del presidente, y añadió: "Él hubiera dicho que no, pero después seguiría siendo Carles Campuzano y yo Oriol Pujol".

También Helena Royes, de 27 años, debe de sentirse permanentemente observada por ser hija de Manuel Royes, alcalde de Terrassa (Vallès Occidental) desde 1979. Helena es concejal desde hace menos de un año y el pasado viernes, en la primera reestructuración del equipo de gobierno de este mandato, el alcalde dio más poder a su hija al situarla al frente de la concejalía de Acción Cívica.

¿Qué tienen que hacer los hijos de los líderes políticos que también tienen vocación política para no levantar suspicacias? En los países no democráticos, la cuestión ni siquiera se plantea. Pero en las democracias occidentales la promoción política de los hijos de los dirigentes más significativos es abordada, en general, con gran cautela.

Una regla no escrita ha sido buscar la legitimación de las urnas. En este sentido, Oriol Pujol Ferrusola tuvo su bautismo el pasado junio y fue elegido, por los pelos, concejal del Ayuntamiento de Barcelona. Sin embargo, ahora ha tenido que renunciar al acta de edil para asumir un cargo de designación en el Gobierno que dirige su padre..

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Hace unos años, el prohombre de Alianza Popular (AP) José María Ruiz-Gallardón apadrinó a su hijo Alberto en el seno del partido. Lo cuenta el que fue primer secretario general de Alianza Popular, Jorge Verstrynge, en sus Memorias de un maldito, al recordar que fue José María Ruiz-Gallardón en persona quien le pidió que incluyera a su hijo en la lista de AP para las elecciones municipales de Madrid en 1983. Alberto Ruiz-Gallardón tenía sólo 24 años, pero ya llevaba siete de militancia y había ingresado en la carrera fiscal. Desde entonces, el actual presidente de la Comunidad de Madrid buscó siempre legitimarse en las urnas: se presentó en dos ocasiones como candidato al Senado -comicios en que los electores votan a las personas y no una lista cerrada- y desde 1987 ha encabezado ininterrumpidamente la lista popular a la Asamblea de Madrid, institución que preside desde 1995.

En Francia, Martine Aubry ha sido siempre muy cuidadosa con que su trayectoria no coincida nunca con la de su padre, el histórico socialista y ex presidente de la Comisión Europea Jacques Delors. Aubry, también socialista, no aceptó su primer cargo de peso en la Administración hasta que los conservadores dirigieron el Gobierno, en la primera cohabitación del entonces presidente, François Mitterrand. Fue en 1986 cuando se hizo cargo, con 36 años, de la Dirección General de Relaciones Laborales del Ministerio de Trabajo, dirigido por el gaullista Philippe Seguin.

Superada con éxito la prueba y con su padre en Bruselas, al frente de la Comisión Europea, Aubry asumió en 1991 la cartera de Trabajo del Gobierno de la socialista Edith Cresson. Posteriormente, fue el padre el que renunció a sus aspiraciones políticas para no obstaculizar la proyección de su hija. En 1994, todos los ojos del socialismo francés miraban a Delors para que fuera el candidato progresista a la presidencia de la República. No quiso dar el paso. Desde 1997, Aubry es la número dos del Gobierno encabezado por Lionel Jospin.

Un caso similar se dio en Portugal. João Soares, hijo del gran patriarca del socialismo luso, Mario Soares, se limitó a ser un militante de base del partido socialista que trabajaba como editor mientras su padre fue primer ministro. Cuando en 1985 éste abandonó el día a día de la Administración y llegó a la presidencia de la República, João consideró llegado el momento de iniciar discretamente su propia carrera política a través de cargos electos: en 1987, con 38 años, fue elegido diputado y, posteriormente, concejal del Ayuntamiento de Lisboa y eurodiputado.

Sólo en las postrimerías de la presidencia de su padre João pasó a la primera línea. En 1995 relevó a Jorge Sampaio como alcalde de Lisboa y ratificó después el mandato en las urnas. Hoy es uno de los principales dirigentes del ala modernizadora del socialismo portugués y es su padre el que ha optado por no interferir en su carrera: desde el año pasado, el veterano Mario Soares centra su actividad en el Parlamento Europeo.

El ex presidente francés François Mitterrand tuvo también hijos interesados en la política. Uno de ellos, Gilbert, optó por buscar la legitimación de las urnas y fue diputado entre 1978 y 1986, año en que abandonó la política tras la derrota electoral de los socialistas. En cambio, Jean Christophe, el hijo mayor, prefirió la designación directa: fue durante 11 años el jefe de la llamada célula africana de la política exterior, una función atribuida a la presidencia de la República. Su gestión, salpicada de escándalos y sin ninguna legitimación ganada en las urnas, concluyó en 1992, año en que François Mitterrand se vio obligado a destituirlo cuando la situación se hizo insostenible.

La saga de los Papandreu

En Grecia, la familia Papandreu no ha sido demasiado escrupulosa con las formas. En 1965, Georgios Papandreu, un destacado dirigente de la derecha monárquica griega, dio entrada a su hijo Andreas en su Gobierno como ministro de Estado. Poco importó que, a sus 46 años, Andreas sumara casi 20 años como profesor en universidades de EE UU tan prestigiosas como Harvard, California y Berkeley: su entrada en el Ejecutivo fue uno de los detonantes que precipitaron la forzada dimisión de Georgios Papandreu.Años más tarde, Andreas se convirtió en el líder del Partido Socialista Panhelénico (Pasok) y en el primer jefe de Gobierno socialista de la historia de Grecia: lo fue entre 1981 y 1989 y entre 1993 y 1996, año en que falleció. El primogénito de Andreas, Georgios, representa la tercera generación de este linaje político. En 1981, el año del primer triunfo de su padre, fue elegido diputado y asumió una dirección general en su Gobierno hasta que en 1988 fue ministro de Educación. Pero ha sido tras la muerte de su padre cuando ha obtenido su mejor cargo y ha logrado desprenderse de la sombra del histórico líder socialista: en 1999, Georgios fue nombrado titular de Asuntos Exteriores del Ejecutivo presidido por Costas Simitis.

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