Livingstone se ofrece para "sanar las heridas" del laborismo

Ken Livingstone, primer alcalde electo de Londres, lanzó ayer un mensaje de doble filo al Gobierno de Tony Blair en sus intervenciones públicas tras la esperada pero espectacular victoria en las elecciones del día anterior. Tendió la mano para "sanar" con urgencia "las heridas" en el seno del Partido Laborista, pero prometió luchar contra la privatización parcial del metro y la vigente política económica del Gobierno central. "El Ejecutivo debe colaborar con Londres", advirtió. Aprovechando una cita de Winston Churchill, Ken Livingstone garantizó "magnanimidad en la victoria".El nuevo alcalde se impuso entre las tareas prioritarias "sanar las heridas" en el seno laborista, que él mismo provocó al presentarse como independiente en las primeras elecciones a la alcaldía de Londres. La estrategia le valió la expulsión del partido e, indirectamente, cerca del 58% de los votos finales en los comicios celebrados el jueves. El conservador Steven Morris quedó segundo, con un 42%, mientras que el favorito de Blair, el exministro Frank Dobson, cayó a una tercera posición en una convocatoria a la que sólo acudió el 33,6% de los cinco millones de electores londinenses.

Blair aceptó los "pobres resultados" de una jornada, bautizada ya como el "jueves negro del neolaborismo", que le obligan a trabajar con el defensor de todos los males que creía erradicados de su programa. "Mis ideas sobre Ken no han cambiado. Pero acepto nuestras responsabilidades y confío en que podamos entablar un diálogo correcto. Lo importante es asegurar que este proyecto funcione para los londinenses", dijo.

Anticipando la derrota, Blair se concentró en los últimos días en el retorcido proceso de paz irlandés, retrasando con ello un encuentro directo con Ken, el Rojo. "La gente ha dado su veredicto muy claramente. Es importante que aprendamos las lecciones", afirmó ante la presión de los medios de comunicación. El alcalde de Londres tiene poderes de actuación limitados, pero su influencia está destinada a crecer y a forzar, quizá, un viraje en el programa político del nuevo laborismo.