El Salón del Cómic llega a la mayoría de edad
El Salón Internacional del Cómic de Barcelona cumple 18 ediciones: es un momento para el balance. Editores y autores coinciden en señalar la importancia que posee un encuentro de estas características. Sin embargo, lejos de dinamizar el sector industrial como había pretendido en sus inicios, el salón se presenta como una gran fiesta, entrañable, eso sí, pero incapaz de hacer despegar a un sector que ha sustituido el trabajo de los autores españoles por las producciones japonesas y estadounidenses, mucho más asequibles para algunos editores. En un clima de pesimismo industrial, el cómic se encuentra en un momento de especial esplendor creativo. Ésta es quizá la paradoja de un medio entrañable.
El Salón del Cómic de Barcelona llega a la mayoría de edad. Desde que en mayo de 1981 el recinto ferial de Montjuïc acogió su primera edición, el mundo de la historieta ha vivido múltiples fenómenos y vicisitudes. Tras cinco ediciones al amparo de la Fira de Barcelona, el salón pasó un periodo de estancamiento, tras el cual se inició una etapa que ha durado hasta la actualidad y que ha tenido como escenarios los edificios de Drassanes, el Born y la estación de Francia.Fenómenos como el manga y la popularización de los videojuegos como alternativa al tebeo en el ocio infantil han cambiado el perfil del lector de historietas. Tras la consolidación, año tras año, de un público mayoritario, el salón vive ahora una etapa de peligrosa normalidad. La llegada a la mayoría de edad exige un nuevo planteamiento del certamen.
Armand Zoroa, coordinador de ediciones de Norma Editorial, explica: "El salón debe mejorar en aspectos como la presencia de autores internacionales y en una más amplia oferta lúdica. Creo que se ha procurado trabajar en este sentido, pero los resultados todavía no son suficientes para otorgar una auténtica dimensión internacional al salón".
Contacto con el lector
Zoroa cree que a pesar de los aspectos mejorables, "la celebración del salón es fundamental para dinamizar la edición de la historieta en España". "La idea de una feria me parece interesante porque durante unos días se pone en vitrina nuestro trabajo y por el contacto con el lector. Creo que el problema de promoción del cómic no es un tema que competa exclusivamente al salón, sino también al mundo editorial. Los editores han dejado en el paro a muchos autores porque han preferido optar por los mangas y los superhéroes que es un material mucho más barato. Esta actitud ha distorsionado no sólo el mercado español, sino también el internacional", opina el veterano dibujante Horacio Altuna.
Para el dibujante Carlos Giménez existe una situación de perplejidad tanto en la situación del salón, como en la del cómic en general. "Vivimos un momento de perplejidad en el mundo del tebeo. Se nada entre la pobreza y la abundancia. Pobreza de mercado y abundancia de interés por el medio. Nunca tanto como ahora se habían publicado tantos libros sobre el tema y habían existido tantas publicaciones de crítica e información especializada", explica. Esta curiosa situación, Giménez también la hace extensible al salón: "El Salón del Cómic de Barcelona es un éxito de público y ha servido como modelo a otros salones en toda España. Yo jamás había sido invitado a tantos". Para resumir esta situación, Giménez alude a su trayectoria. "Nunca me han tratado tan bien como ahora que ya no existen revistas donde pueda publicar cómic. El cómic és actualmente un monumento con una hermosa peana en la que no hay nada para colocar", dice.
Para Felix Sabaté, redactor jefe de Ediciones La Cúpula, el salón realmente ha alcanzado su mayoría de edad. "Me alegro de que por fin el salón haya dedicado una exposición al cómic erótico, lo que representa situar este género al mismo nivel que el resto de historietas. Es una manera de superar tabúes obsoletos hoy en día", explica.
Carlos Pacheco, autor que ha conseguido un relevante éxito en el mercado estadounidense, cree también que el éxito del salón debería corresponderse con una más detacada presencia del cómic en la sociedad. "El salón es una especie de fiesta. Debería de ser un buen complemento de la industria, pero lo que sucede es que apenas existe una industria del cómic. Creo que el cómic ha perdido su vertiente empresarial y apenas se gestionan derechos o se compran y venden series. Junto a los salones, la promoción de la historieta pasa por estar presente en otros ámbitos, como la universidad".
Ricard Castells, uno de los dibujantes premiados en la anterior edición, dice: "Se habla de éxito del Salón del Cómic, pero para mí es un éxito relativo ya que se dirige siempre al mismo público. El salón debería buscar el acercamiento a otros públicos. El gran problema del cómic es que no sale del gueto".
Una puerta a la fantasía
Junto a las consideraciones culturales y empresariales, la esencia del cómic y su finalidad original es entretener y abrir las puertas a mundos de difícil acceso en la realidad. La fantasía y su magia estarán presentes en el Salón del Cómic, que no sólo ofrece la posibilidad de adquirir novedades. También se puede atizar el fuego de la nostalgia adquiriendo aquellos ejemplares de infancia desaparecidos por el combate de las madres por el orden o en un lamentado momento en el que se quiso romper con el pasado.El salón ofrece una serie de debates, que lejos de considerarse sesudas lecciones pueden ser una buena ocasión para conocer la interioridad de sus protagonistas. Aquel individuo de aspecto lánguido puede ser en realidad un divertido guionista. También se puede averiguar por dónde van los tiros de la tecnología aplicada al cómic asistiendo, por ejemplo, a la mesa redonda Cómic en la era digital.
El contacto directo del público con los creadores es uno de los atractivos. De hecho, las colas a la espera de un álbum dedicado es uno de los signos de identidad del certamen. Y aunque este año la representación internacional no sea boyante, sí que están convocados numerosos autores españoles.
La mezcla generacional es facilitada por la existencia de una Zona Infantil que admite a niños mayores de tres años. En este espacio pueden desarrollar actividades que tienen como elemento de referencia el mundo del cómic. Mientras, los padres pueden entremezclarse alegremente con la mayoritaria representación adolescente. Junto a un paseo por las numerosas exposiciones, que este año han ganado espacio en el recinto, el salón ofrece un taller de cómic
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