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El campo de los cien días

El Alavés puede considerarse ya, por primera vez en su historia, un equipo de rango europeo. El paso definitivo para asegurarse una plaza en la Copa de la UEFA de la próxima temporada -incluso podría disputar la Liga de Campeones- lo dio el domingo, al ganar al Valladolid. Sin embargo, y aunque parezca mentira en una de las ciudades con mayor número de instalaciones deportivas de España, su campo ni está ni estará a la altura de su club de fútbol cuando comience la competición, al final de este verano. Mendizorroza cuenta ahora mismo con un césped en excelentes condiciones, dos porterías, 19.500 asientos y poco más. Todavía carece de un palco de autoridades y de prensa dignos, de vestuarios homologados por la Federación Europea (UEFA), de un cierre completo de la instalación, de accesos apropiados, de aseos...El Alavés lleva cinco años en categorías profesionales -subió a Segunda en 1995- y desde entonces vive en un alojamiento provisional. Todos sus problemas parecieron resolverse de un plumazo hace dos años. Fue aquel desafortunado momento en que el entonces alcalde, José Ángel Cuerda, admitió que un arquitecto impuesto por el Alavés, el sevillano Joaquín Becerra, diseñara el proyecto para ampliar el campo y lo dirigiera. Las obras empezaron un recordado 16 de junio de 1998 y, según el compromiso de la empresa adjudicataria, Bikani, se terminarían en cien días. Ahora nadie se atrevería a apostar por que acaben en mil.

El mar de fechas en que se ha ahogado el caso Mendizorroza resulta más caótico si se recurre a las cifras. El proyecto inicial se calculó en 1.200 millones de pesetas. Finalmente, costará unos 3.000 millones, pero habrá que esperar meses hasta que el campo se complete. Aún falta por invertir 1.280 millones, gasto en el que el Ayuntamiento -en esto Alfonso Alonso no ha sabido mejorar la gestión de Cuerda- está tratando de involucrar de nuevo a la Diputación, el Gobierno vasco y el Alavés, como hace dos años. De momento, se ha previsto un arreglo de urgencia para que la próxima temporada comience con los palcos en pie. Las obras se iniciarán este mes.

Las consecuencias del desaguisado las han pagado el Alavés y sus aficionados y los visitantes. Por ejemplo, después de 42 años sin saborear la Primera División, el club debió desplazarse a San Mamés para reencontrarse con la categoría. Mayor peligro entrañó el vendaval que destrozó una madrugada de sábado los palcos de prensa provisionales y, a consecuencia del derribo, se rompieron varias decenas de asientos. El asunto no pasó de ahí porque, de haber ocurrido una tarde de domingo, habría supuesto males mayores.

Mendizorroza, que en este periodo de obras ha asistido al título de Liga del Barcelona del año pasado, debutará en las competiciones europeas en medio de unas nuevas obras y la provisionalidad, incumpliendo la normativa de la UEFA. Para septiembre, a no ser que se produzcan improbables novedades, no reunirá los requisitos mínimos en relación a los vestuarios, la sala VIP (inexistente), los aseos, la sala de prensa y el aparcamiento privado que se exige. Por tanto, sólo la benevolencia de la federación -habitual en estos requisitos- y la promesa por parte de las instituciones locales de un nuevo esfuerzo podrán permitir que el Alavés debute en su campo. Además, a favor del club vitoriano cuenta que cumple el reglamento en cuanto a seguridad.

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