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FERIA DE ABRILCOCINEROS DE FERIA

El verdadero 'Gran Hermano'

Son seis. Regentan el bar de una de las casetas de la Feria de Abril. Trabajan desde el mediodía "hasta que el cliente se aburra", de domingo a domingo. Conviven detrás de una barra en un espacio de diez metros cuadrados y lo poco que duermen lo hacen juntos en una casa alquilada a las afueras de Sevilla. "Esto sí que es el Gran Hermano, y no lo de la tele", dice Juan Jiménez, uno de los dos cocineros.Así funcionan la mayoría de las casetas. Los socios contratan a un concesionario que trae su gente, monta su barra y su cocina y da servicio casi 24 horas al día. Antonio Valiente es el concesionario de la caseta El Costal, en Pascual Márquez, 86. Tiene un negocio de catering en El Puerto de Santa María y hace varios años que lleva la caseta municipal en la feria de su pueblo.

"Nos contrataron en marzo. Vinimos el jueves a montar todo el bar y ya no paramos hasta el lunes próximo", dice Antonio mientras Carlos y Susana, dos de los camareros, organizan el aprovisionamiento del día a primera hora, antes de que se les llene el local.

Nadie diría que Antonio es el jefe y los demás sus empleados. "Llevamos ocho años trabajando juntos y hay muy buena relación. Te enfadas a veces, pero enseguida hay una broma y se relaja el ambiente. Si no sería imposible aguantar este ritmo de trabajo", explica Carlos.

Están encantados porque dicen haber conseguido ese mismo "buen rollo" con la clientela en sólo dos noches de feria. Antonio cree que la clave está en que les gusta su oficio: "Damos cariño al servir a la gente y recibimos lo mismo de ellos".

Juan remarca que sin ese buen ambiente ningún sueldo sería suficiente. "Esto es una experiencia de convivencia muy fuerte. Si no funciona y te lo pasas bien, las 100.000 pesetas de sueldo no compensan el esfuerzo".

Poco más es lo que sacan de la Feria en el aspecto económico. El concesionario, que corre con el riesgo y todos los gastos, puede pasar el medio millón de beneficios. Y los camareros, lo dicho. Unas pesetas y la experiencia.

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Y el éxito gastronómico, que también importa. Lola, la otra cocinera, que antes del mediodía ya tiene funcionando los fogones, detalla la lista de los más vendidos: "El solomillo al oloroso, el rabo de toro, los fideos con langostinos y las tortillitas de camarones, que las hacemos aquí todas las mañanas".

Mucho trabajo y mucha convivencia. Baile por sevillanas y vino a espuertas. Mejor guión que cualquier programa líder de audiencia en la televisión. Y a ver si en Gran Hermano se come así de bien.

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