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Las potencias nucleares prometen eliminar las armas atómicas, aunque sin fecha

Las cinco potencias nucleares -Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido y China- se comprometieron ayer a eliminar todas las armas atómicas del mundo, en un comunicado conjunto presentado ante la Conferencia sobre el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), aunque no fijaron fecha para tan nobles propósitos. El documento es un amago de respuesta a las críticas del resto de las 187 naciones firmantes del TNP que desde el inicio de la conferencia, hace una semana, han acusado a estos cinco países de no esforzarse por reducir las 35.000 cabezas nucleares todavía en su poder. El comunicado de 23 puntos, acordado este pasado fin de semana, se compromete a "la total eliminación de las armas nucleares", pide reforzar el tratado antimisiles ABM firmado entre Rusia y Estados Unidos en 1972, condena las pruebas nucleares llevadas a cabo por India y Pakistán en 1998 y pide a Israel que firme el TNP, aunque sin mencionar explícitamente a este país.

Aluvión de críticas

Las cinco potencias intentan así contrarrestar el aluvión de críticas de las que han sido objeto desde que se inauguró la conferencia en la sede de la ONU en Nueva York, el pasado 25 de abril. La reunión tiene como objetivo actualizar los principios firmados en 1970 y fijar el programa de desarme de los próximos cinco años. En su discurso inaugural, el propio secretario general, Kofi Annan, criticó veladamente a los países del club atómico, al asegurar que una guerra nuclear seguía siendo una posibilidad real. La ola de críticas está liderada por un grupo de siete países que incluye a Egipto, Suráfrica, Brasil, Nueva Zelanda, Suecia, México e Irlanda.

El documento está lleno de buenas intenciones diplomáticas. Asegura que el arsenal de los países nucleares no está dirigido hacia nadie en concreto, algo que técnicamente requiere apenas unos minutos y pide la ratificación del Tratado de Prohibición Total de las Pruebas Nucleares, que fue aprobado recientemente por la Duma rusa y rechazado el pasado otoño por el Senado norteamericano.

El hecho de que Rusia y Estados Unidos firmen un documento conjunto que pide el respeto del tratado ABM no implica que los dos países hayan llegado a un acuerdo, sino simplemente que cualquier modificación no podrá ser unilateral. Washington lleva desde el pasado verano tratando de convencer a Moscú para que cambie el acuerdo firmado en 1972, lo que le permitiría poner en marcha un sistema antimisil limitado. Los republicanos abogan por una solución más drástica: abandonar directamente el tratado. En el documento, los dos países se comprometen a iniciar cuanto antes las conversaciones de desarme del tratado START III que deberían reducir a unas 2.000 las cabezas nucleares a ambos lados.

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