El destino está en el balón
Antes de jugarse un partido, sólo el balón sabe qué equipo va a ganar. El balón tiene su destino escrito de antemano y se mueve marcando el ritmo a su antojo. Los jugadores superdotados, dos o tres en cada formación, intuyen desde el primer momento esta fatalidad de la pelota y tratan de acomodarse a ella con naturalidad. Si son unos genios pueden torcerla a su favor, aunque sólo en las tardes de gracia. El resultado de este Valencia-Barça no está escrito en el hígado de las ocas, sino en el neuma que mantiene inflado el cuero. Neuma significa aire, neuma es el alma. Así de profundo es este deporte.Cúper pertenece a la escuela borgiana del fútbol porque cree que las botas de los jugadores inscriben sobre el césped infinitos senderos que se bifurcan. Otros técnicos argentinos, Menotti, Capa y Valdano, han añadido a este laberinto el inconsciente freudiano, con lo cual ya me contarán lo difícil que es meter un gol. Uno de ellos aleccionó al equipo antes de saltar al campo gritando esta consigna: ¡y sobre todo, procesad el balón, interiorizad el cuero!
No obstante, esta escuela psicoanalítica del fútbol atañe sólo a la capa más superficial del alma del futbolista si se considera que ésta es una cebolla. No tiene la profundidad de la teoría de Hegel según la cual es el espíritu el único agente que dirige la historia y también la materia. En este caso, el espíritu es esférico y la materia es de cuero. Si la filosofía de la historia creada por Hegel se aplica al fútbol se llega a la conclusión de que el espíritu engendra héroes y sólo éstos son capaces de torcer a su favor el resultado del encuentro. Cuando hace muchos años iba al Mestalla a ver a aquel Valencia de Keita o de Waldo, dos jugadores morenos, recuerdo que mientras el público se acomodaba en las gradas con la almohadilla en la mano siempre había alguien que decía: Anem a vore que ens fará hui el negre. El inconsciente de ese aficionado sabía que sólo un jugador genial cuyo pensamiento es la propia acción podía enamorar al balón de tal forma que éste olvidara su destino adverso. Què ens farà hui Claudio López o Mendieta? ¿ Qué suerte tendrá reservada el designio del balón a los valencianistas? Son dos preguntas que resumen la filosofía de la Historia de Hegel: los héroes sintetizan el espíritu de un pueblo o de un equipo y ellos son capaces de ver ese punto de luz al fondo de esa tupida red de cien mil patadas que forman un oscuro laberinto. Ese punto de luz es el gol.
El mundo del fútbol está corrompido hasta lo más profundo, pero todavía quedan dos elementos que se mantienen puros: el balón y la gloria que el hincha lleva en la cabeza. En este partido de hoy habrá que esperar que estos dos elementos se fundan. Sólo los héroes pueden hacerlo. Què ens faran hui el Piojo o Mendieta? ¿Qué pensamiento habrá adoptado previamente el balón? Antes de la batalla de Almansa, Sant Jordi era también patrón de Valencia, igual que en Cataluña y en Aragón. Después de aquella derrota, Sant Vicent Ferrer suplantó a Sant Jordi en esta tierra. Ayer fue la festividad de Sant Vicent Ferrer. Ya que ha realizado tantos milagros inútiles podría hacer que el balón entrara en la portería del Barça cuatro veces aunque sólo fuera para demostrar que frente a Sant Jordi los valencianos salimos ganando cuando los borbones nos obligaron a cambiar de patrón.
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