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Tribuna
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Nómina del porvenir

Tras el leve parón de la Semana Santa, hemos verificado un recorrido para anotar las exposiciones de arte programadas en Bilbao, desde estos momentos hasta el final de la temporada, que es como decir hasta el verano. El recuento es, cuando menos, espectacular. Las galerías de arte bilbaínas más relevantes mostrarán las siguientes exposiciones (puestas en página sin orden de prelación): Colón XVI: Gabriel Celaya (obra pictórica del poeta) y Alejandro Garmendia.

La Brocha: Xabier Urberuaga.

Ederti: 18 artistas en torno a Bilbao (Alfredo Alcain, Merche Olabe, Clara Gangutia, Jesús Mari Lazkano,...).

Vanguardia: Begoña Usaola y Morquillas.

Windsor: Manolo Paz (escultor) y aborígenes australianos.

Amasté: Santiago Mayo y Susanne Wehmer.

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Aritza: Javier Arteta.

Juan Manuel Lumbreras: Joaquín Millán, Álvaro Delgado, Daniel Laskurain y una exposición sobre vitrales (vidrieras pintadas).

Berta Belaza: Javier Arocena y Alejandro Tapia.

Eso en cuanto a lo privado. Las entidades públicas ya han concertado exposiciones diversas, como las que a continuación se señalan (en este caso se ha tenido en cuenta el orden de antigüedad):

Museo de Bellas Artes: Las lágrimas de San Pedro en la pintura del Siglo de Oro; El arte y la tradición de los Zuloaga; El retrato en el Museo de Bellas Artes de Bilbao; Auguste Rodin (bronces, mármoles y dibujos del escultor francés).

Museo Guggenheim: De Degas a Picasso; Amazonas de la vanguardia (Goncharova, Popova, Rozanova,...); La colección Panza.

Sala Rekalde: Sueños mecánicos (maquinismo y estética industrial); siete fotógrafos muestran sus visiones personales sobre la villa de Bilbao (Begoña Zubero, Luis Izquierdo Mosso, Joan Fontcuberta,...)

Bilbaoarte: varias charlas sobre moda, diseño y arte (Agatha Ruiz de la Prada, Alberto Corazón y Manolo Valdés), cursos (Markus Lüpertz), seminarios (sobre Marcel Duchamp) y una muestra plástica de Manolo Valdés.

Grande es la nómina de exposiciones, ciertamente, y eso que faltan por conocer las programaciones de otras galerías y otras entidades, como por ejemplo la galería Tavira o la Fundación BBK (en sus dos salas de Gran Vía y Elcano), por citar únicamente a aquellas acreditadas en suelo bilbaíno. Lo sorprendente es que lo reseñado corresponde sólo a una cuarta parte de la temporada. Es decir, atrás quedaron meses mucho más activos y productivos (digamos), como los que van desde octubre hasta abril.

No sé si se puede hablar de saturación en el campo de las artes plásticas. Quizá haría falta comprobar, lo primero de todo, si la respuesta del público es de suyo aceptable y si asimila razonablemente cuanto se le ofrece. De cualquier modo, todo lo que sea ofrecer arte, vale decir, conocimiento, experiencias formales y de color, además de lo que incluya propuestas que activen las inteliegncias sensibles de las gentes siempre serán componentes bienvenidos.

Cuando se inserta en términos comparativos, como por ejemplo con la creación literaria, y las costumbres medias de los hábitos de lectura de bilbaínos y bilbaínas, ése es otro cantar. No es lo mismo. Ahí sale perdiendo la palabra escrita. Circunscribiéndolo al área de Bilbao, el número de artistas plásticos que pululan entre nosotros es muy superior al número de escritores locales.

En cuanto a la mecánica de ponerse frente a una obra plástica o frente a un libro, también sale ganando la acción de mirar frente a la acción de leer. Resulta de una mayor comodidad llegar a ver tres o cuatro exposiciones en una semana, que leer tres o cuatro libros en esa misma semana. La atención que precisa un libro viene a ser más compleja y ardua, que la necesaria para asimilar una exposición de arte. Es verdad que hay libros de poco pelo y libros enjundiosos, como hay exposiciones de gran altura y otras prescindibles.

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