De Almansa a la Moncloa
El martes, Aznar pronunció un austero discurso de investidura. Era el 25 de abril. 293 años antes, en esa misma fecha, las tropas de Felipe V derrotaron a los austracistas, en Almansa, y poco después se abolieron los fueros valencianos. El miércoles pasado, en La Moncloa, Aznar hundió en la miseria al títere del poder valenciano de maese Zaplana. Piadosamente, dicen que algunos ministerios le silbaron sobre la cabeza. Pero si algo queda a estas alturas es una consolación de segundo peldaño llamada Camps. Los botiflers de ropavejería no se comen ni una rosca: el mal les sopla ahora de La Moncloa. Y por si fuera poco, Lluís Llach cantará en la plaza de toros de Valencia, el próximo sábado, para celebrar los actos del 25 de abril. La astucia de Eliseu Climent, la ejecutoria de ACPV y las presiones de algunas instancias catalanas, han llevado a Fernando Giner, presidente de la Diputación, a envainársela, como quien no quiere la cosa.El tren de las discordias
Y es que la polémica le sacaba varias tallas. Así se ha evitado un considerable revolcón: concertando las actuaciones previstas, pero no con Acció Cultural, sino con la empresa de Llach. En fin, había que salirse del avispero, aunque fuera por la tangente burocrática. Del AVE sí que se necesita mucha osadía y más tiento, para salir, sin descalabraduras. Ante los trazados que el Ministerio de Fomento ha expuesto a información pública, Alberto Ruiz-Gallardón se ha declarado neutral, aunque se inclina levemente por el primero; el socialista José Bono, presidente de Castilla-La Mancha apuesta por la opción integral; y Eduardo Zaplana por la del centro, qué obsesión con lo del centro, sin desestimar ninguna de las otras. Para imprimirle más dinamismo a la cosa, la Patronal (COEPA) y la cámara de Comercio de Alicante, que han sentado al Consell como uno más en la mesa de las negociaciones, se definen claramente por la alternativa sur, argumentando que es la más "rápida y rentable". Las alegaciones llegan a Fomento. Y en Fomento ya no está Rafael Arias-Salgado, aquel ministro sin vuelos, pero con el perfil del intocable Eliot Ness, con quien tanto padecía Zaplana. En Fomento está Álvarez-Cascos. Y ¿se imaginan ustedes lo que puede hacer Álvarez-Cascos con tanto papel?. Que tomen precauciones las partes implicadas, por mucha abnegación que le echen, porque con lo del AVE se arriesgan a terminar sus sueños, en el parque de la jubilación, si es que antes no salen tarifando del intrincado tema. No vayan a confundir la alta velocidad con el buen tocino.
1º de Mayo, aún mucho que reivindicar
En Alicante, según la oposición institucional, el Ayuntamiento esta empeñado hasta las pestañas de sus regidores. El alcalde Díaz Alperi, que lo niega rotundamente, ha acuñado una frase tan lapidaria como ambigua: "Desde que el PP gobierna, si hay algo que va bien es la economía". Lo que puede interpretarse como que todo lo demás va como salta a la vista, es decir, de pena. Y así debe ser, porque el propio Díaz Alperi ha reconocido que la ciudad no dispondrá de las nuevos colegios que urgen para cumplir los objetivos de la LOGSE, hasta finales de 2002, y eso como pronto: el convenio con la Consejería de Educación no ha funcionado. La semana ha traído una nueva remesa de directores generales, con el currículo recién acicalado: Ramón Pascual, de Administración Territorial; Eva Amador, de la Delegación de nuestra Comunidad, en la capital del Reino; María Rosa Roca, de Atención al Paciente; y Salvador Forner, de Universidades. Vamos a ver cómo se lo montan. Y cómo se lo montan, hoy mismo, Día del Trabajo, los sindicatos. Porque desde que a la clase obrera y trabajadora, y a sus organizaciones, la etiquetaron de agentes sociales; y a los patronos y empresarios, de agentes económicos, algo huele a quemado, como olía aquello de productores, en el franquismo. Y aún quedan muchos derechos por conquistar. Ay, qué memoria.
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