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La policía de Zimbabue restringe las libertades

La policía de Zimbabue anunció ayer medidas de restricción de las libertades políticas. El comisionado (jefe) de la policía de Zimbabue, Augustine Chihuri, nombrado por el presidente Robert Mugabe, aseguró ayer en Harare que está dispuesto a mantener el orden a cualquier precio y que para ello empleará los poderes especiales que le otorga la legislación con el fin de reducir el clima de violencia política. "Los secuestros deben terminar; los ataques deben terminar; la intimidación debe terminar, y vamos hacer lo posible para que sea así", dijo Chihuri. El jefe policial invocó tres artículos de la Ley de Mantenimiento del Orden, que, en su opinión, le confieren la autoridad para limitar el movimiento de los simpatizantes de los partidos y prohibir mítines que considere peligrosos. "A corto plazo es ilegal transportar seguidores a los mítines, encuentros públicos o manifestaciones, a no ser que esos actos políticos estén presididos por los líderes de los partidos", aseguró.En las últimas semanas, más de 14 personas, dos de ellas granjeros blancos, han perdido la vida en diversos ataques llevados a cabo por seguidores de la Unión Nacional Africana de Zimbabue (ZANU-PF), el partido de Robert Mugabe. A pesar de esta evidencia, el jefe de la policía culpó por igual al ZANU-PF y al Movimiento para el Cambio Democrático (MCD) de la situación, lo que se interpreta en Harare como una prueba de que los cuerpos de seguridad entran en la campaña del Gobierno para intimidar a los votantes del MCD y limitar sus posibilidades ante las elecciones, aún no convocadas.

Mientras, ayer en la capital británica, los desesperados esfuerzos de Harare para lograr ayuda económica con la que apagar el conflicto chocaron con la resistencia de Londres a dar un paso decisivo en este sentido. El Gobierno británico exigió a Mugabe la celebración de elecciones libres y que sea el Gobierno de Zimbabue el que asuma el gasto de las indemnizaciones a los granjeros blancos. Mugabe sólo accedió ayer a la presencia de observadores internacionales en las elecciones

La resistencia de Londres a dar un paso decisivo en el campo diplomático refleja una diplomacia de mano dura con la que el primer ministro, Tony Blair, quiere poner énfasis en su controvertida política internacional. Tras ocho horas de conversaciones entre el ministro de Exteriores británico, Robin Cook, y la delegación africana presidida por el ministro del Interior en Harare, John Nkomo, el representante británico advirtió que "el fin de la violencia y de las ocupaciones de tierras es esencial". Sus palabras equivalen a un no rotundo para el desembolso de fondos que debían ser utilizados para poner en marcha una reforma agraria.

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