Van Gaal edifica sobre las ruinas de Cruyff
El técnico del Barça exhibe su cosecha de canteranos después de haber vendido como moneda de cambio la herencia de su predecesor
Louis Van Gaal exhibe por fin, dos años y medio después de su llegada al Barça, una colección de canteranos de cosecha propia. Su declaración de intenciones - "quiero ganar la Copa de Europa con jugadores de la casa"- es menos utópica que en 1998, cuando todavía no había dado la alternativa a ningún chaval de La Masía. El técnico holandés prefirió traspasar a los jugadores de la casa de épocas precedentes y gracias a ello el club ingresó unos 4.700 millones de pesetas.La experiencia que ha vivido el Barça demuestra hasta qué punto son relativos los sistemas y los organigramas con los que los clubes pretenden dar la sensación de que poseen una estructura impermeable a los cambios de entrenador. No había mejor garantía de continuidad que los canteranos educados por Cruyff en el sistema Ajax (3-4-3), el mismo, teóricamente, que dibujaba Van Gaal en su famosa libreta. Ambos entrenadores llegaron al Barça procedentes del club de Amsterdam. Pero ni así. No contó el sistema sino que pesaron los criterios personales; en este caso, diametralmente opuestos.
Van Gaal, que ahora propugna un sistema 2-3-2-3, creyó conveniente prescindir de todos y cada uno de los jugadores a los que Cruyff confirmó en Primera a excepción de Guardiola y de Sergi.
Nunca hubieron tantos jugadores procedentes de los equipos inferiores como con Cruyff, que en sus ocho temporadas, llegó hacer debutar a 25 chavales de La Masía. La negativa de Núñez a concederle a Cruyff los fichajes que pedía tuvieron su incidencia en la composición de la plantilla. El momento de máximo esplendor de la cantera fue el partido de Liga que el Barça ganó por 1-5 en el campo del Betis el 7 de octubre de 1995. Aquel día el Barça actuó con 11 canteranos, dos jugadores nacionales -Abelardo y Nadal- y un sólo extranjero, Figo.
Extinguida como moneda de cambio la Quinta del Mini y el grueso del grupo de jugadores que actuaron bajo las órdenes de Cruyff y que habían tenido continuidad con Bobby Robson, Van Gaal ha confiado para su equipo en varias joyas de la prolífica cantera azulgrana: Xavi, Puyol, Arnau y Gabri. Hay quien ha bautizado a este grupo -en el que también se puede incluir a Mario y a Nano- como la Quinta del Centenario. Pero hasta hace bien poco apenas ha habido hueco en el equipo titular para que los canteranos formasen un bloque.
El fichaje de Van Gaal por el Barça en el verano de 1997 se produjo un año y medio después de la sentencia Bosman que propició la invasión de jugadores extranjeros y comunitarios en detrimento de los jugadores de casa. El técnico holandés ha dado entrada en el primer equipo a los canteranos de forma escalonada, en cuentagotas.
Finalmente se ha consolidado como titular precisamente el jugador con el que menos se contaba, Puyol, que a no ser por su propia obstinación hubiera aceptado el traspaso al Málaga que el Barça había bendecido. Puyol es el único que ha sido capaz de unirse a Guardiola y al lesionado Sergi -los últimos canteranos supervivientes de la época de Cruyff- aunque Arnau también desbancó por momentos a Hesp, Xavi se ha convertido en el relevo ocasional de Guardiola y Gabri ha sido casi siempre titular desde la lesión de Luis Enrique.
La nueva cosecha del Barça está formada por un grupo heterogéneo y con edades tan diferentes como las de Arnau, de 24 años, o Nano, el delantero zurdo gallego que, con 17 años, se convirtió a principios de temporada en el jugador más joven de cuantos ha alineado el Barça en toda su historia en Primera División. La mayor parte de las nuevas promociones azulgrana sobresale por sus apariciones con las selecciones españolas en categorías inferiores.
La presencia de canteranos en el resto de equipos españoles es, en la mayoría de los casos, testimonial. El Athletic y la Real Sociedad son casos aparte por su particular filosofía: ambos cuentan de forma exclusiva con jugadores vascos, aunque los de San Sebastián reforzados con varios extranjeros.
El jugador franquicia del Real Madrid es el canterano Raúl, el jovencísimo Iker Casillas se está convirtiendo en la gran revelación de la temporada pese a los cuatro goles que le aplicó el sábado el Racing, y Guti se ha venido consolidando como otro valor surgido de los equipos inferiores a los que Vicente Del Bosque ha recurrido con éxito -Meca y Zárate- en los peores momentos y, en alguno de los últimos partidos, también ha contado fugazmente con Aganzo. Pero en general son escasos los clubes que están logrando llevar jugadores de sus canteras a sus equipos titulares. El Espanyol, el Racing, el Oviedo y el Sevilla han promocionado a algunos jugadores de la casa pero en la mayoría de clubes es casi misión imposible que un jugador llegue a ser profeta en su tierra.
Van Gaal está aprovechando un flanco de la cantera azulgrana. El otro, el que se encontró ya en el primer equipo cuando llegó al club, lo despreció. Todos esos jugadores -De la Peña, Celades, Óscar...- tuvieron que emigrar. Y pocos son los que pueden protestar ahora con éxitos sonados en sus puntos de destino.
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