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El conflicto del tendido de la línea eléctrica de Enher en Les Gavarres se recrudece día a día

La línea de Enher en Les Gavarres, entre Juià y Castell d'Aro, permanece paralizada a un paso de su finalización, pero no ha dejado de irradiar una creciente tensión que ha alcanzado a todos los ámbitos políticos, sociales y económicos de las comarcas de Girona. Mientras Enher incrementa la presión con alarmistas llamamientos a futuros colapsos energéticos en la Costa Brava y negando altas a nuevos abonados, los ayuntamientos de Cassà de la Selva y Llagostera cierran filas con otros consistorios afectados y reclaman con fuerza la mediación de la Generalitat.

El punto culminante del conflicto se encuentra en Cassà de la Selva, donde un decreto de la alcaldía mantiene paralizada la línea hasta que no se llegue a un acuerdo sobre un nuevo trazado. Cassà reclama también el soterramiento de la red eléctrica en la zona urbana, petición rechazada por Enher por temor a sentar un precedente peligroso que podría desencadenar nefastas consecuencias económicas en el futuro, cuando otros ayuntamientos solicitaran un trato parecido. Así, Llagostera, donde el tendido permanece también paralizado, reclama también una actuación similar.Enher se ha limitado hasta ahora a confirmar que el soterramiento es posible técnicamente, pero que no está en condiciones de asumir su coste, que ascendería a una cantidad entre 500 y 1.000 millones de pesetas, cifras que miembros de la Coordinadora Antilínea consideran que la compañía ha exagerado a propósito.

Dramática cuenta atrás

Los argumentos de Enher son, a su juicio, evidentes: la línea es necesaria para evitar que en el próximo verano se produzcan apagones en un área que incluye unos 30 municipios densamente poblados del centro de la Costa Brava; necesita 60 días de trabajos para acabar el tendido; el verano se acerca y, con él, la dramática cuenta atrás. La patronal, que teme por la afectación de la boyante economía turística de la Costa Brava, reclama que la línea se acabe inmediatamente por su trazado original, para acometer posteriormente las pertinentes modificaciones objeto de polémica. Los consistorios afectados saben que si permiten acabar la línea sin haber atado antes las rectificaciones adecuadas perderán su posición de fuerza.

El consejero de Industria, Antoni Subirà, mantiene que aceptará el papel de mediador siempre que los partes en litigio se comprometan a aceptar su resolución. Los ediles son reacios a dejar las manos libres al consejero que ha defendido en público el derecho de Enher a rechazar las nuevas altas de suministro pero que, de momento, no parece muy dispuesto a conceder a la compañía eléctrica la autorización necesaria para denegar nuevos abonados. La OCUC considera inaceptable que se conceda tal autorización a una empresa que tiene el monopolio eléctrico.

A pesar de que Enher confía en que se llegará pronto a un acuerdo, los hechos no permiten vislumbrar una salida clara a un conflicto que se recrudece a cada día que pasa. La Federación de Empresarios de las Comarcas de Girona no tenía reparos en asegurar que la Generalitat ha dejado "pudrir" el conflicto y reclama una entidad con autoridad para intervenir.

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Por si fuera poco, un grupo de 30 vecinos de Santa Cristina d'Aro se ha levantado en pie de guerra porque las torres de la nueva línea ya han empezado a causarles contratiempos antes de entrar en servicio. Al parecer, el diseño de las torres tiene un defecto que produce un molesto silbido en los días de viento. La compañía se ha comprometido a corregirlo cubriendo parte de la estructura.

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