La implicación de los familiares, indispensable

El programa de deshabituación para cocainómanos de Proyecto Hombre requiere la implicación de sus familiares. "El núcleo familiar se resiente y necesita grupos de apoyo", señala Antonio Cartagena, terapeuta de familia. Se trata de realizar terapias de grupo por separado para que unos y otros puedan poner en común cómo se introdujo la cocaína en sus vidas. La adicción no afecta sólo al adicto, sino a su entorno, que debe aprender a apoyar al enfermo. "Los familiares estamos hartos de ellos, nos han mentido muchas veces, y en esta terapia te ayudan a exteriorizar esa frustración", cuenta Rosa (nombre ficticio, como todos los de este reportaje). Su marido le mintió respecto a la cocaína desde el primer momento. En Proyecto Hombre han encontrado, por el momento, una solución. Rosa sabía lo que era la cocaína, pero María y Cecilia no sabían describir sus efectos hasta que descubrieron que sus hijos podían hacerlo con demasiados detalles. Cecilia se echó a llorar. María se sumió en una depresión, y las reuniones en Proyecto Hombre le ayudan, pero ha buscado también apoyo en psicólogos. "Todo lo que pueda aprender para ayudar a mi hijo es poco", señala. Los adictos deben cumplir una serie de compromisos al acogerse al programa. No pueden llevar mucho dinero encima, no pueden beber alcohol, tienen que estar localizables y acompañados en todo momento. "Los familiares son los encargados de avisarnos cuando se produce una recaída", dice Cartagena.