Un conflicto de casi tres siglos entre británicos y españoles

Gibraltar, la última colonia que existe en Europa, es una roca costera de 5,5 kilómetros cuadrados lindante con La Línea de la Concepción (Cádiz). Tiene 30.000 habitantes y está en manos británicas desde 1704 y bajo su soberanía desde 1713. Desde 1783 no se han producido intentos militares para recuperar el Peñón, pero sí numerosas reclamaciones políticas y diplomáticas por parte de España, iniciadas en 1940 y acentuadas a partir de 1956, cuando Madrid planteó el contencioso ante la Asamblea General de la ONU. En 1984 España y el Reino Unido reanudaron sus conversaciones, que llevaron en enero del año siguiente a un acuerdo inicial sobre el paso de personas, vehículos y mercancías a través de la Verja, que se abrió el 5 de febrero. Ello acabó con el veto británico al ingreso de España en la Unión Europea.

Desde entonces se han sucedido épocas de negociaciones y desacuerdos que en tiempos recientes han desembocado en el establecimiento de controles por parte de España del tránsito por la Verja ante las múltiples denuncias de que el Peñón se ha convertido en un paraíso fiscal y en refugio del narcotráfico.

España propone otorgar a Gibraltar un amplio estatuto de autonomía -en línea del que rige en Cataluña y el País Vasco-, que incluiría mantener la lengua inglesa en la colonia y la libre elección de nacionalidad británica o española. Ofrece además una soberanía compartida durante al menos 50 años y el mantenimiento de las peculiaridades fiscales del territorio. Pero el Foreign Office ve, de momento, inviable esa soberanía conjunta y repite que no tomará una decisión sin contar con la opinión de la colonia.