La fusión de dos bancos japoneses crea la quinta entidad financiera del mundo
El Banco Tokio-Mitsubishi y la Corporación de Crédito Mitsubishi sellaron ayer su alianza para crear el quinto mayor banco del mundo por activos, con un total de 910.000 millones de dólares (15,9 billones de pesetas). La operación cierra el proceso de reestructuración de la gran banca japonesa que comenzó hace una década y se aceleró tras la crisis financiera de 1998. Los 10 grandes bancos que estuvieron a punto de quebrar hace tan sólo dos años están ahora reunidos en cuatro grupos que figuran entre los cinco mayores del planeta.
La fusión de ayer finaliza la etapa de consolidación de la gran banca japonesa tras el estallido de la burbuja financiera de finales de los ochenta y el remate de la crisis financiera mundial de 1998. La decena de grandes bancos que entonces ocupaban los primeros puestos en la banca mundial han regresado a esa posición en forma de cuatro grandes grupos. Ya no quedan en Japón, según los expertos, bancos con suficiente tamaño como para estar entre los 10 primeros del mundo en el caso de una nueva fusión. No obstante, no puede cerrarse la posibilidad de que dos o más de los cuatro grandes grupos se unan entre sí.El nuevo Grupo Financiero Mitsubishi Tokio estará detrás de los otros tres grupos bancarios formados en la reestructuración del sector que el Gobierno japonés aceleró a finales de 1998, forzado por la comunidad internacional. Ésta exigió que los bancos japoneses recuperaran los estándares de fortaleza internacionales para permitir la recuperación de la economía japonesa y, consecuentemente, de la asiática.
El primer conglomerado financiero de Japón y del mundo, el grupo Mizuho, se formó en agosto de 1999 con la fusión de los bancos Dai-Ichi Kangyo, Fuji e Industrial de Japón. Le siguió la unión de los bancos Sumitomo-Sakura en octubre de ese año. Finalmente, el trío Asahi-Tokai-Sanwa se terminó de agrupar en marzo pasado. Todos los procesos de concentración de estos grupos financieros estarán terminados entre finales de este año y los primeros tres meses de 2002.
En la última década y especialmente desde 1998, el Gobierno japonés se vio obligado a aportar a los bancos más de 100.000 millones de dólares (unos 17 billones de pesetas) para evitar la quiebra del sistema financiero. Tuvo también que crear la Agencia de Supervisión Financiera para ocuparse de sanear o liquidar los bancos, ahogados por los créditos morosos. Los bancos que se fusionaron arrastran pérdidas pero pueden sanearse, pero otros como el Banco de Crédito a Largo Plazo (LTCB) y el Banco de Crédito de Japón (NCB) fueron nacionalizados. El LTCB fue vendido en febrero pasado al fondo de inversión estadounidense Ripplewood.
Mala imagen
La crisis de liquidez de la banca japonesa manchó la imagen internacional del sector, marcada por muchos escándalos de corrupción, y provocó la retirada masiva de fondos. Ello coincidió con la llegada del boom de las nuevas tecnologías de la información aplicadas a las finanzas. Paradójicamente, Japón, una potencia mundial de la industria electrónica, se quedó atrás en mitad de este movimiento. Algo que los analistas consultados destacan del banco que se formó ayer, es que su inversión en nuevas tecnologías para ofrecer banca online es de unos 1.400 millones de dólares anuales, el triple que la media de bancos japoneses. Los bancos estadounidenses gastan 1.900 millones de dólares al año en este campo.
El nuevo keiretsu (conglomerado) incluirá también a dos entidades filiales del Tokio-Mitsubishi, el Banco de Crédito Nipón y el de Crédito de Tokio. De este modo, la fusión aglutina en realidad a cuatro grandes bancos japoneses. Junto a este gigante financiero hay que añadir, además, el grupo industrial formado por Mitsubishi Motors y Mitsubishi Heavy Industries.
La unificación del gran grupo es vista por analistas como Alberto Ruiz de AFI como "un gran respaldo de la banca japonesa a la recuperación económica del país". El Gobierno impulsó la concentración de la banca para lograr su saneamiento pero también para hacerlo más competitivo frente a los rivales extranjeros, que en el último año también han constituido fuertes alianzas.
La economía japonesa ha perdido mucha competitividad en los últimos años. Según el informe de 2000 de competitividad mundial, Japón está en el puesto 17, cuando en 1996 estaba en el cuarto.
Dentro del mercado japonés, los especialistas no ven tan clara la complementariedad del nuevo grupo. A pesar de que el presidente del Banco Tokio-Mitsubishi, Satoru Kishi, declaró ayer "que los dos bancos unidos se fortalecerán y podrán ofrecer servicios financieros altamente especializados", según la agencia France Presse, los expertos no ven la conexión entre el banco comercial y el de crédito en el mercado japonés y creen que ambas entidades seguirán funcionando de forma separada. De hecho muchos temen que la unión sólo sirva para que la entidad más solvente, el Tokio-Mitsubishi, dé respaldo financiero encubierto al banco de crédito, que posee una carga mucho mayor de préstamos incobrables.
La Bolsa de Tokio expresó ayer ese temor y castigó a las acciones del Tokio-Mitsubishi con un retroceso del 5,29% a la vez que premió la jugada de la Corporación de Crédito Mitsubishi con un alza del 8,62%.
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