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FÚTBOL Liga de CampeonesEspaña tendrá un finalista en la Liga de Campeones

El valor de Rivaldo

Falló el primer penalti (a Kluivert) y no le tembló el pulso con el segundo. Rivaldo casi siempre acierta y no pudo menos que taparse la cara con sus manos consternado por su error. Quiso ajustar demasiado el balón y lo envió fuera. El pase a semifinales estaba ahí y llegó la prórroga. Pero el brasileño no se arredró. Cuando el colegiado señaló el segundo penalti (esta vez a Figo), el brasileño tuvo un gesto propio de los grandes. Pidió el balón, chutó y marcó. La libreta de Van Gaal saltó en ese momento por los aires. El holandés obliga a que pase a ser el último de la lista el jugador que falla un penalti. No era la de ayer una noche para las normas. El brasileño, seguramente espoleado por los gritos de ánimo cuando falló el primero, se olvidó de los nervios y firmó la clasificación."No sólo yo estoy contento. Todo el mundo lo está", dijo. "Ha sido un partido histórico, de los que gusta jugar. Los aficionados nos apoyaron los 90 minutos y así es más fácil conseguir un objetivo". Y acto seguido agregó: "Me siento orgulloso de la reacción de la gente. Cuando te ocurre algo así, te pasan muchas cosas por la cabeza. Piensas que se puede perder por ti. Pero después, en el segundo penalti, debía asumir la responsabilidad y lo hice. Marqué y luego Kluivert logró otro gran gol".

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Siempre seguro desde la pena máxima -debutó con el Barça con un gol de penalti en el Gamper justo dos días después de haber marcado otro igual con el Deportivo, su ex equipo, en el Teresa Herrera-, Rivaldo admitió que nunca falla en esos lanzamientos desde el punto de penalti. "Podíamos habernos ahorrado los 30 minutos de la prórroga. Pero al final ganamos. Llevábamos cuatro derrotas y era imposible una quinta. Y nada mejor que romper esta mala racha en la Copa de Europa".

Fue una noche titánica y llena de angustia. La primera gran noche europea y el primer gran remonte que se recordará en la era Van Gaal. El Camp Nou se llenó e hizo ridículos los miedos de la directiva, que elevó a la máxima potencia los altavoces para dar sensación de griterío temiendo falta de público. Pero la afición no falló. Tanto es así, que hasta coreó a Rivaldo tras su primer error.

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