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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Diversidad lingüística

Soy un funcionario español que está temporalmente destacado en la Comisión de la UE, en Luxemburgo. Cuando llegué, una de las cosas que más me impactaron fue la diversidad lingüística, tanto dentro como fuera del trabajo. En Luxemburgo hay dos lenguas oficiales (el luxemburgués y el francés) que conviven de forma natural. Adicionalmente, casi toda la población local habla alemán, y gran parte, también inglés.

En la Comisión, ni que decir tiene que tenemos una pequeña torre de Babel. Aquí casi todo el mundo habla (al menos) tres o cuatro idiomas: el propio y alguno de los idiomas oficiales (inglés, francés y alemán) o algún otro. Así que intentamos superar el problema de comunicarnos con nuestros colegas mediante información distribuida en varias lenguas, buena voluntad... y un gasto ingente en traductores para los nueve idiomas de los Estados miembros.

Si algo tienen en común las situaciones que vivo aquí son el afán de superar las diferencias en el idioma. Cada uno tiene su lengua materna, de la que está muy orgulloso, pero normalmente necesitamos usar otras lenguas para comunicamos. En toda conversación -sea casual en un pasillo, sea de trabajo dentro de la unidad, sea oficial con representantes de cualesquiera países y/u organismos- entre los presentes se establece tácitamente el código de hablar en la lengua que más gente conozca. Es decir, entiendo que se hace un esfuerzo por superar la barrera idiomática sin renunciar a la idiosincrasia de cada uno.

Al hilo de esta reflexión, leo con asombro, en su edición del viernes 14 de abril (que, por cierto, consulto a través de Internet como cada día), que el Gobierno y CiU se proponen aprobar la utilización del catalán, gallego y vasco en el Senado. Si bien el Senado es una Cámara de representación territorial, no creo que ello sea justificación para usar lenguas que no todo el mundo conoce. Con la distancia (física) que me separa de España, veo claro que todos los senadores-as hablan español, y sólo una pequeña parte, catalán (supongo que pondrán traductores para los demás, con las limitaciones que ello representa para la comprensión del mensaje traducido). Y eso, por no hablar del resto de los españoles, a los que nos incumbe lo que allí se discute. Por ello creo que es una triste noticia, porque es un caso paradigmático de utilización de una lengua como barrera para el resto de personas que no la hablamos.

Por favor, señores, si todos tenemos una lengua común, utilicémosla para entendernos, no para establecer barreras entre nosotros.- . .

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