Ni ancho ni ajeno
Ni se enfría la pasión de El beso, ni se conmueve el gesto de Balzac, ni se turba la meditación de El Pensador: la retrospectiva de Rodin que se exhibe en la sala municipal de l'Almodí, de Valencia, está debidamente musculada y dispuesta a soportar el acoso de esa multitud que se desplaza a nuestras playas, pueblos y ciudades por Semana Santa, con olor a gasolina, a calamares a la romana, a tortilla de patatas, y que no falte la paella. Pero que se anden con tiento los ediles: El Pensador ya los ha calado y se ha puesto en huelga de hambre con los de El Cabanyal, como Josep Renau, como todos los que denuncian la irracional demolición de un barrio, para que se forren los de siempre, y cómo les pega la neurosis.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.