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Las protestas vecinales y la salida de vacaciones llevan el atasco a las principales carreteras

La primera jornada de la Operación Salida por las vacaciones de Semana Santa fue una penitencia para los miles de madrileños que abandonaron la región con destino a la playa. Las carreteras que conducen a la costa levantina y a las playas del sur registraron los mayores atascos. Las protestas de los vecinos del barrio de Santa Eugenia agravaron el atasco en la autovía de Valencia (N-III), aunque no consiguieron cortarla. La mayor retención se situó en el nudo Supersur de la M-40, donde los coches formaron una fila de 10 kilómetros. Hoy pueden repetirse los atascos, según Tráfico.

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La lluvia y las fuertes rachas de viento que azotaron la región afectaron al tráfico al reducir la velocidad de los coches. Los atascos se agravaron en algunos puntos. Los primeros problemas se registraron a mediodía en la carretera de Valencia, informa Juan Francés. Cientos de conductores quedaron atrapados en un atasco de más de cuatro kilómetros en la intersección de la mencionada autovía con la vía de circunvalación M-40. Los atascos continuaron a lo largo de toda la jornada y se agravaron a partir de las 19.30 por una nueva manifestación de los vecinos del barrio de Santa Eugenia. Unos 500 residentes se concentraron en el kilómetro 9 de la autovía, cuya ampliación combaten desde hace un mes. Pretendían saltar la valla de separación e invadir la calzada para cortar el tráfico. Unos 30 policías antidisturbios aguardaban a los manifestantes en el arcén de la calzada. Los agentes impidieron que los vecinos cortaran la carretera. No hubo heridos, aunque sí muchas escaramuzas. Los vecinos se dispersaron en varios grupos para despistar a los agentes y así poder conquistar la autovía.

La policía desplegó numerosas furgonetas a lo largo de un kilómetro y medio de la carretera para tapar todos los huecos. Lo logró. Ni un solo manifestante invadió la calzada.

La Plataforma por la Nacional III sostiene que la solución más viable sería construir el nudo de comunicaciones con la M-45 un kilómetro después del barrio de Santa Eugenia.

Los vecinos denuncian que la Comunidad de Madrid les ha abandonado. El consejero de Obras Públicas y Transportes y vicepresidente regional, Luis Eduardo Cortés, no acudió el miércoles a la reunión que él mismo había concertado con los representantes de la Plataforma Por la N-III para buscar una solución alternativa al trazado que aprobó Fomento.

Carmen, miembro de la Asociación de Padres de Alumnos del Instituto Santa Eugenia, tiene claro que "la obra proyectada por Fomento no sólo va a dañar la zona verde que sirve de pulmón entre la autopista y las viviendas, sino que la ampliación de la carretera supondrá un riesgo para los 2.000 alumnos de los centros escolares del barrio, a los que se acercará la calzada".

Por la N-III circulan 130.000 vehículos cada día, según Francisco Javier de Águeda, el director general de Carreteras de Madrid. Con la ampliación, Águeda estima que pasarán 20.000 vehículos más.

Los problemas de la N-III no fueron los únicos. La carretera de Extremadura (N-V) tuvo un tráfico lento y paradas intermitentes desde el barrio de Batán hasta los cuarteles de Cuatro Vientos, más de cinco kilómetros de trayecto, informa F. J. Barroso. La carretera comarcal M-501, conocida como carretera de los pantanos, registró atascos en seis kilómetros, en el término municipal de Villanueva de Perales, a partir de las siete y media de la tarde. El Puente de San Fernando de Henares se convirtió de nuevo en un cuello de botella para aquellos conductores que dejaban Madrid por la carretera de Barcelona (N-II). Cuatro kilómetros en sentido salida quedaron completamente colapsados.

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