Cuestión de estética

Luis Portero, fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, en la Memoria de su Fiscalía destaca que la criminalidad se ha incrementado en más del 20%. Entre sus reflexiones una muy particular. El aumento de causas por delitos contra los trabajadores (más de 2.000 respecto al año anterior) no es alarmante.Es de agradecer que el MF considere que no sea alarmante este aumento y que las víctimas del sector de la construcción, determinante de numerosas movilizaciones para sensibilizar a la sociedad andaluza y a sus instituciones, entre ellas al MF, pudo ser desproporcionado. Debemos estar tranquilos.

Pues si el hecho de que un Estado Social y de Derecho no respete las condiciones mínimas de sus trabajadores y cada día sea mayor el número de éstos sin que deba considerarse alarmante, lo que sí debe serlo, y se echa de menos en la Memoria, es la falta de preocupación por las víctimas del delito y los perjudicados. El MF, cuando guste, debería contar cómo gasta su tiempo en proteger a quienes sufren el delito y sus consecuencias. Debe contar si su actuación termina con la acusación o cuando la víctima logra la satisfacción.

Mucho me temo que esta satisfacción pase al último plano. No hay más que contemplar al fiscal del Estado y a la ministra que lo nombró para saber que los ciudadanos son los menos importantes. No ya en el caso Pinochet, sino en el más reciente caso Ercros, sustituyendo al fiscal que estaba encargado por otro y se redacte un informe contrario a la imputación de Piqué. Dice Paul Churcland, científico del conocimiento, que hay ciertas cosas que todos los cerebros tienden a apreciar (estructura, orden y simetría). Es la causa por la que existe la estética universal.

A veces me pregunto si el Consejo Fiscal, en pleno, desaprueba la actuación de Cardenal en el caso Ercros, los ciudadanos lo hacen en el caso Pinochet y para esta comunidad son alarmantes los siniestros y delitos laborales, qué clase de estructura, orden y simetría guía a nuestros fiscales jefes. Desde luego no parece que sea la estética universal de Churcland. Claro que bien es verdad que hay gustos para todo y la ministra tiene el suyo.

EUGENIO SUÁREZ PALOMARES