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Reportaje:

Historia hasta en las cunetas

Lo de que Andalucía es un crisol de culturas puede que sea una frase almibarada, pero la realidad se empeña en subrayar su verdad hasta en las cunetas rodeadas de cardos. En la plácida tarde del pasado martes, una pareja paseaba sus cuerpos llenos de años por el camino del Molino de Aceñas, en Alcalá de Guadaira. La mujer (que demostró tener más vista que un zagal), se fijó en un par de curiosas piedras oblongas que sobresalían en el corte de los aliviaderos de agua. No eran ni muy grandes ni muy pequeñas, pero la curiosidad hizo que quisiera tocarlas. Tras el contacto, hizo un mohín y comprendió que aquello no era parte de la geología: eran dos pequeños cráneos humanos, aunque ya más piedra que hueso.Su esposo entretenía con este relato a los dos policías locales que custodiaban el hallazgo en la mañana de ayer. A los pocos minutos, tres jubilados aficionados a bucear en la extensa historia local se acercaron a examinar los restos humanos desde la valla que habían instalado los policías. Tras años de ver osamentas de romanos, árabes o monjes en la tierra de su pueblo, uno de ellos se aventuró a realizar un diagnóstico. Lo que se podía ver de las dos cabezas (apenas la parte alta de la bóveda craneana y algunos molares), le llevó a apostar por el origen árabe de los restos. Ambas cabezas parecen orientadas al este y no existe rastro alguna de caja u otro tipo de contenedor fúnebre, con lo que se cumplen dos de las características de los entierros musulmanes: el contacto con la tierra y la mirada hacia La Meca.

Inmediatamente, uno de sus acompañantes le trastabilló un poco la teoría y recordó que a escasos metros del lugar del hallazgo hubo un convento carmelita en el siglo XV, que posteriormente pasaría a manos de los Salesianos. Y es que los alcareños están más que acostumbrados a toparse con la Historia cada vez que se mueve un poco la tierra. Un puente romano, dos castillos -uno de ellos almohade- y varios molinos harineros árabes dan una muestra de todo lo que ha pasado por el pueblo dejando jirones de Historia.

Lo peor del caso, es que la única compañía que han tenido hasta el momento los restos es la de la Policía Local y los curiosos, porque durante el día de ayer ningún experto oficial se acercó a datar o siquiera examinar los huesos. Todos se han apresurado a considerarlos como centenarios e incluso los agentes locales (sin competencia judicial) enojaron a los jefes del Cuerpo Nacional de Policía, a los que no avisaron al presumir que no había crimen que investigar.

La unanimidad no paró a José Luis Sánchez, que se acercó al camino para ver si uno de esos cráneos podía ser el de su hermano que desapareció en 1962 junto a otro chaval. Tenían 11 y 14 años, lo que podría cuadrar con el tamaño de los restos. Cuando alguien mande a un experto, se sabrá si estos huesos son la Historia o una historia.

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