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Pujol obtiene manos libres de Convergència para apoyar la investidura de Aznar

Jordi Pujol salió ayer airoso del consejo nacional de Convergència Democrática (CDC) al conseguir un amplísimo apoyo -el 78%- a su propuesta de que sea la dirección del partido la que decida el sentido del voto a la investidura de José María Aznar. Y por el momento, la cúpula de CDC se mantiene firme en dar un sí "sin condiciones". Pero al presidente catalán el respaldo de los cuadros de su partido le costó sudor y concesiones: tuvo que reconocer que en Cataluña CiU depende parlamentariamente del PP, al menos para aprobar los presupuestos de la Generalitat, y se comprometió a explorar un pacto de legislatura con los independentistas de Esquerra Republicana, como le reclama el sector más soberanista.

Convergència invirtió este fin de semana más de nueve horas en discusiones para volver al mismo punto de partida: que el secretariado permanente (núcleo fuerte de CDC) decida el sentido del voto en la investidura. El pasado lunes, este mismo órgano consensuó dar un sí a José María Aznar. Una semana después no ha variado su posición inicial. Pero ello fue el origen de la rebelión de una parte de las bases del partido, que vieron una vez más como la dirección toma decisiones unilateralmente. Ayer tuvieron la oportunidad de manifestar su opinión, y de los 278 delegados que asistieron al consejo nacional (máximo órgano entre congresos), 218 votaron a favor, 20 en contra y 40 se abstuvieron.La pasada semana supuso una verdadera pesadilla para la cúpula convergente. Al final la dirección ha logrado calmar a los cuadros del partido, pero la victoria no le ha salido gratis. Un alto dirigente de CDC resumía ayer: "Al menos se han enterado de que en este partido hay gente que no comparte su estrategia y sus opiniones. Nos han tenido que escuchar". Una de las primeras consecuencias de este conflicto es que, por primera vez, según reconocen la mayoría de los miembros del consejo nacional, se ha abierto el debate interno en Convergència. Algo que no pasa desapercibido en un periodo precongresual (CDC celebrará su congreso en otoño).

En el camino se han caído algunos tabúes. El presidente de la Generalitat reconoció ante la ejecutiva el sábado y ayer en el consejo nacional que CiU se encuentra en franca minoría en el Parlamento catalán, algo que se resistía a admitir. Y que por ahora depende de los votos del PP. El sí a Aznar no resultará gratis, contrariamente a lo que aseguran algunos líderes de CDC, porque en Cataluña tendrá sus contrapartidas. Los conservadores aprobarán las cuentas de la Generalitat.

Pujol también ha tenido que hacer algunas concesiones al ala más soberanista del partido. Por ejemplo, explorar un pacto en Cataluña con Esquerra Republicana tras el debate de investidura. "Una negociación con todas sus consecuencias", afirmó un miembro de la dirección, "no tan sólo mediática y de palabra como sucedía hasta ahora". La oferta obtuvo inmediata respuesta del secretario general de la formación independentista, Josep Lluís Carod Rovira: "No habrá pacto mientras CiU esté totalmente rendida al PP y en sus manos".

El secretario general de CDC, Pere Esteve, entonó ayer el mea culpa. "No nos hemos tomado en serio la negociación con Esquerra ni con el PP", admitió.

Pujol se encargó ayer de allanar el camino para las futuras negociaciones con ERC y ante el consejo nacional afirmó que el sí a Aznar tan sólo presupone un apoyo concreto a la investidura. Fue uno de los argumentos que el presidente utilizó para convencer a los cuadros de su partido. Los otros fueron la necesidad de lograr la estabilidad en el Gobierno catalán y la de arrancar al PP algunas concesiones en materia de financiación y de autogobierno.

La dirección ganó ayer la partida, pero alguno de sus miembros ha salido debilitado. Por ejemplo, el jefe de filas del grupo parlamentario en el Congreso, Xavier Trias, quien apostaba por que el consejo nacional otorgara a su grupo, y no a la dirección, la libertad de voto. "Por supuesto, la decisión final la tiene el secretariado permanente. Nosotros haremos lo que nos diga", afirmó Trias.

En la ejecutiva y en el consejo nacional no pasó desapercibida una ausencia, la de Josep López de Lerma. El diputado mantiene serias discrepancias con Trias por la estrategia que ha seguido CDC en las negociaciones con el PP.

Piqué "atenta contra la convivencia"

Convergència Democrática (CDC) dio ayer una de cal y otra de arena al PP. Minutos después de respaldar por una amplísima mayoría a la dirección del partido para que vote a favor de la investidura de José María Aznar, los 278 delegados que asistieron al consejo nacional de CDC reafirmaron su maltrecha conciencia nacionalista arremetiendo duramente contra el PP por su rechazo a la Ley de Política Lingüística de 1998.El consejo nacional aprobó por aclamación una moción de las juventudes de CDC en la que se califican de "atentado contra la convivencia de Cataluña y contra uno de los pilares básicos de su identidad" las palabras del ministro portavoz en funciones, Josep Piqué, que reclamó la reforma de la ley del catalán. La crítica también se hace extensiva a la asociación Convivencia Cívica Catalana, que lidera el eurodiputado popular Alejo Vidal-Quadras, por recurrir contra el reglamento de usos lingüísticos de la Universidad Rovira i Virgili, de Tarragona, y por apoyar judicialmente la denuncia presentada contra el rector, Lluís Arola, a causa de un conflicto lingüístico en unos exámenes de selectividad.

Los cuadros de CDC denunciaron "la manipulación política y partidista" que "sectores próximos" al Partido Popular hacen del proceso judicial contra el rector, para quien el fiscal solicita ocho años de inhabilitación, e instan a todos los militantes del partido a "mantener una actitud activa" en defensa de los derechos lingüísticos y de la "convivencia" en Cataluña.

La moción está datada en los "Països Catalans [países catalanes]".

El PP asegura que no variará su postura sobre el catalán

El presidente del Partido Popular (PP) de Cataluña, Alberto Fernández Díaz, advirtió ayer a Convergència i Unió (CiU) de que la formación política conservadora no variará ni un ápice su defensa del libre uso de cualquiera de las dos lenguas oficiales de esta comunidad autónoma. "Si para CiU es legítima la defensa de sus tesis lingüísticas, para el PP es una cuestión de respeto", afirmó el dirigente popular.Mientras, en una entrevista publicada por El Periódico, el ministro portavoz en funciones, Josep Piqué, matizaba la petición realizada el pasado viernes -en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros- de modificar la Ley de Política Lingüística catalana de 1998. "Creo que ha habido un malentendido (...) Lo único que hice fue defender que una política tan sensible como la lingüística requiere de un gran consenso y, a ser posible, de la unanimidad". Piqué intentó limar asperezas con CiU: "Eso no tiene por qué significar que el PP vincule su apoyo a la Generalitat a la reforma de la ley del catalán". La norma fue aprobada por el Parlamento catalán con los votos en contra del PP y de Esquerra Republicana (ERC), pero por diferentes motivos.

Alberto Fernández también salió en defensa del ministro y restó importancia a sus afirmaciones sobre la política lingüística de CiU: "El debate sobre la lengua debe desarrollarse en el Parlament y no condicionar la investidura de Aznar". El presidente del PP catalán negó que en Cataluña exista alguna clase de conflicto por el tema de la lengua pero precisó que para su partido "defender el pluralismo en Cataluña no es atacar el catalán. Que Cataluña se exprese en catalán y castellano no es tener al catalán de enemigo. Es una cuestión de absoluta libertad", afirmó. Fernández Díaz también reclamó a la formación que lidera Jordi Pujol que no se deje arrastrar por el nacionalismo en su voto a la investidura de José María Aznar.

Retroceso de Cataluña

Por otro lado, el secretario general de ERC, Josep Lluís Carod, denunció ayer la "confabulación" que existe entre las fuerzas políticas españolas para culpar a la lengua catalana de la "pérdida del peso específico de Cataluña". En declaraciones al diario Avui, el líder independentista considera que sería "profundamente lamentable" que los partidos de izquierda intentaran ganar las elecciones mediante un "reforzamiento de sus propuestas políticas españolistas".

En la entrevista, Carod cree que el voto de CiU a la investidura de Aznar debería servir, entre otras cosas, para que el PP defendiera la "unidad de la lengua catalana" y para "neutralizar acciones desestabilizadoras de [Alejo] Vidal-Quadras". Entre estas "maniobras", el líder de ERC cita el proceso judicial que afecta al rector de la Universidad de Tarragona, Lluís Arola, "una persona que ve peligrar no sólo su cargo sino su puesto de trabajo".

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