Medalla de oro en química
A Nagore Ibarra le chifla la física, o más bien le chiflaba. Ahora resulta que la química también le hace tilín, sobre todo después de ganar el pasado viernes una olimpiada organizada por la Facultad de Química de la Universidad del País Vasco (UPV) que se celebró en San Sebastián. Nagore, sin embargo, acabará siendo ingeniera industrial, siempre rodeada de fórmulas físicas y reacciones químicas.Esta aplicada estudiante de último curso de Bachillerato en el instituto Koldo Mitxelena de Rentería decidió participar, junto a otras tres compañeras de su clase y 11 más del instituto Peñaflorida de San Sebastián, en una amistosa competición sobre química pura y dura.
Batas blancas, gafas y guantes de látex, como indumentaria; instrumental de laboratorio, calculadora y muchos frascos de extraños líquidos, entre manos. Los 15 concursantes, de 17 o 18 años, que previamente superaron con notable calificación un examen teórico de 52 preguntas, se enfrentaban a cuatro pruebas experimentales, de una sencillez "relativa", decían los participantes.
Mientras unos descubren los efectos de la oxidorreducción, otros analizan los compuestos que forman el agua oxigenada de un botiquín o identifican cuatro sólidos blancos según las reacciones que les provoca el contacto con líquidos. El resultado se refleja en una batería de recipientes transparentes con líquidos tornasolados, verdosos o grisáceos, todos con su explicación científica correspondiente: fórmulas y más fórmulas.
La universidad invitó a concursar a los 70 centros de enseñanza secundaria de Guipúzcoa, pero sólo dos aceptaron el reto. Los profesores de la Facultad de Química de la UPV María Carmen González y Fernando Zamora creen que la reducida participación se ha debido a las "dificultades estructurales" con que cuentan los institutos para ofrecer prácticas de laboratorio a sus alumnos. Actividades de este tipo deben servir, opina la profesora González, para quitarle a la química el sambenito de "asignatura coco". "Cierto que es una materia difícil, pero si empezara a impartirse en las escuelas a alumnos de 11 o 12 años, no estaría tan mal vista", añade.
Los jóvenes participantes en la Olimpiada, que afrontaron esta experiencia como un juego, aunque tuvieron sensaciones parecidas a las de un examen en toda regla, terminaron agotados. Fueron dos horas mezclando sustancias, ácidos con bases, iones de plata con iones ferrosos; un continuo interpretar el comportamiento de los elementos. Al final, todos dieron por existoso el experimento.
La exultante vencedora, Nagore Ibarra, guarda en casa el ordenador que le dieron como primer premio. También fueron galardonados los tres siguientes clasificados: Luis Alberto Vicente, Mikel Arizkorreta y Cristina Rodríguez, por este orden.
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