Un hombre de 31 años y su madre de 71 mueren intoxicados por gas en su piso de Moratalaz
María Cano García, de 71 años, y su hijo menor, Tomás Arroyo, de 31, fueron hallados muertos ayer en su piso del número 15 de la calle del Arroyo Fontarrón, de Moratalaz. El mónoxido de carbono desató la tragedia, según las primers investigaciones policiales. El gas tóxico pudo liberarse por una mala combustión del calentador de agua situado en la cocina de la casa. El juez ha ordenado que se analicen las tuberías y la instalación de gas que se montó en el bloque hace dos años. La familia de las víctimas asegura que los revisores del gas acababan de hacer una inspección.
La mujer muerta tenía cuatro hijos. Tres de ellos estaban casados y ya no vivían en casa con su madre. A María, que enviudó hace una década, ya sólo le quedaba en su domicilio, en el octavo piso, letra B, su hijo menor, Tomás Manuel Arroyo Cano, de 31 años, que regentaba, con los otros tres hermanos, dos bares en el mismo barrio. El pasado jueves, Tomás salió del bar sobre la medianoche y se dirigió a su casa, según sus empleados. Ayer por la mañana los hermanos comenzaron a impacientarse, ya que él solía llegar al mediodía al restaurante ubicado en la calle de Marroquina. Los familiares llamaron a casa, pero nadie contestaba.
Mientras tanto, la vecina del séptimo A empezó a extrañarse, al descubrir en su cuarto de baño una gotera. La mujer trató de hablar con su vecina de arriba, pero no tuvo éxito. Media hora después, cuando el reloj marcaba las tres de la tarde, Pedro, uno de los hermanos, acudió a la casa. Primero llamó y, al no encontrar respuesta, entró en la casa. En una de las habitaciones descubrió el cuerpo sin vida de su madre con una media a medio embutir en una de sus piernas. "Mamá, mamá", le gritó, según contó una vecina que entró con él en el piso.
Pedro también encontró a su hermano con medio cuerpo dentro de la bañera y una toalla enrollada en la cintura. Tampoco él respondió a sus desesperados gritos, mientras la ducha no cesaba de echar agua.
El hermano, muy nervioso, llamó a la policía y al Samur. Los médicos ni siquiera intentaron reanimar a su madre y al benjamín de la familia. Ambos habían fallecido entre la una y las cinco de la madrugada del viernes, según el primer dictamen facilitado por el forense.
Sin signos de violencia
La policía no halló en la casa signos de violencia. El calentador estaba encendido y, aunque no olía a gas, los agentes sospecharon desde un primer momento que habían muerto asfixiados por el venenoso monóxido de carbono. El juez instructor ha ordenado que se analice la instalación de gas y las tuberías.
Según varios vecinos, la policía también precintó el cuarto de baño y la cocina de la casa. Ambas dependencias están comunicadas entre sí por una ventanita. En la cocina había restos de comida. Los agentes, por si acaso, han enviado los restos de la cena que tomaron madre e hijo al Instituto Nacional de Toxicólogía.
Jesús, el hijo mayor de María, dijo anoche que "seguramente les mató el gas". "Eso parece, aunque falta la confirmación policial", agregó.
Un sobrino de la septuagenaria fallecida se extrañó del trágico accidente, "ya que el piso se reformó hace dos años y ese mismo año se pusieron las nuevas instalaciones de gas".
Los vecinos del inmueble estaban ayer muy asustados. "Si es por gas, no sabemos cómo ha podido ser, porque todos tenemos en la casa cuatro salidas de aire para evitar que ocurra la intoxicación", comentó una inquilina del bloque número 15 de la calle del Arroyo de Fontarrón. "Las revisiones de los técnicos de gas eran permanentes y muy regulares, y siempre que veían algo extraño te hacían cambiarlo", añadió otra vecina.
Decorador
Tomás era muy conocido en el barrio por encargarse, junto a su hermano, de uno de los dos bares de la familia (uno denominado Córdoba y el otro Marroquina). "Él había estudiado decoración, y su sueño era llegar a trabajar como encargado de una tienda para adornar las casas, pero, debido a los negocios de la familia, se había dedicado más al bar". La última vez que le vieron con vida fue a las doce de la noche del jueves, cuando se despidió de los camareros diciendo: "Me voy a casa, que mi madre me ha preparado la cena".
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