Los populares austriacos abandonan el PP europeo para evitar un cisma
El Partido Popular austriaco (ÖVP), que gobierna en coalición con la extrema derecha de su país, ha aceptado abandonar temporalmente los órganos del Partido Popular Europeo (PPE) para evitar un cisma en esta formación. Los populares están divididos entre los partidarios de la expulsión (con franceses y españoles a la cabeza) y los que se oponen a esta medida (alemanes y escandinavos). El partido del canciller Wolfgang Schüssel se reserva el derecho a volver cuando quiera y sin el permiso de nadie.
Ante esta decisión, la dirección del PPE suspendió ayer el procedimiento de expulsión abierto en febrero. El ÖVP seguirá vinculado al PPE en las sesiones plenarias y en las reuniones de las comisiones en el Parlamento Europeo, pero no participará en los encuentros previos a las cumbres europeas, en los congresos del partido ni en las reuniones de sus dirigentes en la Eurocámara. Pero el ÖVP se reserva el derecho a decidir su fecha de regreso.Tras el pacto entre los populares austriacos y la extrema derecha de Jörg Haider, el PPE se ha dividido. La UDF francesa, el PSC belga y el PPI italiano, con el apoyo verbal del PP español, presentaron el 10 de febrero una solicitud de expulsión del ÖVP. Fue entonces cuando quedó claro que esa medida no lograría el apoyo de la mayoría si no se alcanzaba antes un consenso.
Dos meses después, y tras suspender en Lisboa la tradicional cumbre que precede a cada reunión del Consejo Europeo, los dirigentes populares han decidido, por unanimidad, sustituir el procedimiento de expulsión "por uno de observación y de no participación de los populares austriacos en los órganos del PPE", explicó ayer el presidente del PPE, Wilfried Märtens.
"Esta decisión permite reforzar la unidad del PPE, que se estaba viendo dañada por esta crisis y que se salva con esta iniciativa que toman los austriacos voluntariamente", declaró el secretario general del PPE, Alejandro Agag. Para el portavoz de los populares españoles, Gerardo Galeote, "es una señal política muy nítida de la fortaleza con la que el PPE defiende los principios de libertad, democracia y de respeto a los derechos humanos".
Cuestiones innegociables
Galeote reiteró que hay tres cuestiones no negociables: "La línea de centro del partido, el mantenimiento de los principios sobre los que se funda la Unión Europea [UE] y garantías para que manifestaciones de racismo, xenofobia y extremismo no vuelvan a aparecer en la UE".
Para garantizar que en Austria no se produzcan acciones que vayan en contra de estos principios, el PPE creó una comisión que observará durante un periodo indeterminado la evolución política en ese país. La comisión tendrá que presentar un informe ante la mesa del PPE, "en el plazo más breve posible", para su evaluación. Esta comisión estará presidida por el vicepresidente del PPE, W.G. Van Velzen, y por los jefes de las delegaciones española y alemana, Gerardo Galeote y Hartmut Nassauer.
El informe se centrará en cuatro puntos: seguir con detalle la evolución política en Austria; evaluar las medidas del Gobierno de Viena para facilitar el proceso de ampliación y las acciones que se toman contra el racismo y la xenofobia; analizar las consecuencias que la situación en Austria tiene en la Unión Europea, y elaborar recomendaciones a la Mesa del PPE -y, si fuera necesario, al congreso que se celebrará en Berlín en enero próximo- respecto a la línea política a seguir en las relaciones políticas de sus miembros en coaliciones de Gobierno y discutir el tipo de acciones que se deben realizar.
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